Sáb 02.11.2013

ECONOMíA  › EL JUEZ FEDERAL DE TUCUMAN INDAGO A LA EX ESPOSA DE LA CHANCHA ALE

Con las cartas sobre la mesa

María Jesús Rivero, absuelta en el juicio por Marita Verón, fue indagada ayer por la Justicia Federal de Tucumán, acusada de asociación ilícita y lavado de dinero. Reconoció haber escrito unas cartas en las que relata la dinámica de diversas operaciones ilícitas del clan Ale.

› Por Soledad Vallejos

Desde San Miguel de Tucumán

María Jesús Rivero entró a los tribunales federales de Tucumán a las 7 en punto de la mañana. Iba a cara descubierta y aseguró que hablaría con la prensa luego de la indagatoria. Seis horas después, salió con gafas oscuras de marco dorado, el gesto discreto y la determinación de dejar que su abogado, Carlos Varela Soria, hablara por ella. Más de la mitad del tiempo que pasó en el Juzgado Federal Nº 2, Rivero lo dedicó a asegurarle al magistrado Fernando Poviña que es inocente de los delitos de lavado de activos y asociación ilícita, por los cuales había sido convocada a declaración indagatoria. Creadora de la remisería “5 Estrellas”, sindicada cabecilla del clan Ale y sus negocios junto con su ex marido, Rubén “La Chancha” Ale, dijo que llevaba en la cartera la “prueba contundente” de la asociación ilícita de la que está acusada, metió la mano, sacó un papel y lo arrojó sobre la mesa: era la partida de nacimiento de Angelito, su único hijo, de quien La Chancha es padre. Ante el juez, el fiscal de la Procuraduría Contra la Criminalidad Económica y el Lavado de Activos (Procelac), Carlos Gonella, y el fiscal federal Carlos Brito, Rivero recordó el juicio por Marita Verón, del que resultó absuelta como autora intelectual del secuestro, y lloró. Aseguró: “Esta no es una denuncia de UIF y AFIP, sino de Susana Trimarco, que se ha dedicado a perseguirme. Falta que diga que soy responsable de cada homicidio que pasa”. Horas después, en las escalinatas del edificio de tribunales, su abogado, Carlos Varela Soria, diría que su clienta se siente perseguida, víctima de “un tema político”. Rivero no desconoció haber escrito las cartas furibundas a Ale –secuestradas en los allanamientos de marzo de este año–, en las que le reclama dinero, relata la dinámica de diversas operaciones ilícitas y lo incrimina en hechos concretos; tampoco negó que todo su contenido fuera cierto.

La jornada se completó con la indagatoria a Judith Piccone, investigada junto con su marido, Fabián González, por asociación ilícita y lavado de activos, a raíz de operaciones observadas en la Transportadora Leonel SRL y la propiedad de algunos autos que trabajan en la remisería “5 Estrellas”. Piccone, representada por el abogado Mario Leiva Haro –quien el año pasado, tras la sentencia del caso Verón, junto con otros colegas, reclamó que el Colegio de Abogados de Tucumán sancionara a los abogados de Trimarco por haber dudado públicamente de la idoneidad del tribunal que absolvió a los imputados–, respondió preguntas durante poco menos de media hora. Durante ese tiempo, protestó porque la investigación derivó en un congelamiento de sus cuentas bancarias y aseguró que sus propiedades son bien habidas, aunque no pudo demostrar actividad laboral previa. Negó, además, estar vinculada comercialmente con Ale. Por su parte, Valeria Fernanda Bestán, ex pareja de La Chancha y que debía ser indagada ayer por lavado de activos, pidió postergar su declaración hasta la semana próxima, algo que el juez concedió.

“Los avances procesales que hubo en estos días son importantes, positivos. Han declarado las dos personas más importantes de la causa”, evaluó el fiscal Gonella en diálogo con este diario. El representante de Procelac destacó que esta ronda de indagatorias, que continuará el jueves y el viernes de la semana próxima, es “el paso previo a la inminente decisión del juez sobre los procesamientos”.

Rivero llegó a Tribunales quince minutos antes de las 7 de la mañana, acompañada de su pareja, Roberto Dilascio, quien años atrás acompañó la gestión de Ale en el Club San Martín de Tucumán y está entre los investigados por AFIP y UIF. Dilascio se ofuscó cuando un reportero gráfico buscó retratar a Rivero caminando a paso vivo y cabizbaja (“dejá, hermano, de sacar fotos, la puta que te parió”); poco después, olvidado del mal trago, pasó gran parte de las horas de la espera bromeando con la prensa en los pasillos del tribunal. La mañana fue larga: aunque declaró durante cerca de tres horas en total, la lectura de la investigación, las pruebas, los motivos por los cuales era indagada, y el repaso de la declaración, terminaron por sumar otras tres horas al proceso.

Ante el juez, Rivero habló con tono firme. Recordó el cambio en su vida desde que conoció a La Chancha, la fundación de la remisería “5 Estrellas” y el quiebre que significó el caso Marita Verón en sus vidas. Dijo que cuando empezaron esos problemas judiciales, Ale dejó de pasar alimentos para su hijo, Angelito; que llegó a atrasarse cinco meses en el pago de las cuotas del colegio. Lo acusó de abandonar al chico; recordó cómo su propia salud se volvió frágil al compás de la causa y lloró. “En 2010, Angelito cortó relación. Mi hijo no quiere saber más nada con ser hijo de La Chancha, sobrino del Mono”, agregó Rivero ante el juez y los fiscales en el despacho. Mientras ella declaraba, a sólo unos metros, Angel “el Mono” Ale hizo un paso fugaz por los tribunales en compañía de su abogado, Víctor Taleb. No hizo declaraciones, tampoco trascendió qué trámite lo había llevado hasta allí.

Rivero aseguró que, cuanto tiene, lo ganó con trabajo lícito. Luego de la declaración, su abogado explicó que ella no vive de Ale, sino de lo poco que genera su actividad actual: la venta de ropa en su domicilio. El fiscal Gonella, en cambio, señaló que no queda claro con qué dinero vive hoy día Rivero.

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