Mar 19.11.2013

ECONOMíA  › FáBREGA REEMPLAZA A MARCó DEL PONT EN LA AUTORIDAD MONETARIA

De la banca pública al Central

El nuevo presidente del Banco Central se desempeñó durante 46 años en el Banco Nación, adonde empezó como auxiliar y terminó como presidente. Es un autodidacta que se relacionó con Kirchner en los ’70. Postula la necesidad de orientar el crédito a la producción.

› Por Cristian Carrillo

El actual presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega, fue designado al frente del Banco Central en reemplazo de Mercedes Marcó del Pont. Fábrega, un autodidacta sin pergaminos académicos y hombre de consulta de la Presidenta, es calificado por estos atributos como el José Ber Gelbard (ministro de Economía de Juan Domingo Perón) del kirchnerismo. Fábrega ya había sucedido a Marcó del Pont cuando la funcionaria le cedió en 2010 la presidencia del Nación, entidad en la que el mendocino trabajó durante más de 46 años. Se convirtió entonces en el primer empleado de la institución que se convirtió en presidente. Ingresó al Nación como auxiliar de la sucursal de Río Gallegos, en donde entabló una amistad con el ex presidente Néstor Kirchner. Respetado por otros banqueros del país, es un férreo defensor de la función del Central de redireccionar el crédito a la actividad productiva y del rol de la banca pública como testigo del resto del sistema financiero. El pliego con su designación deberá ser tratado por el Congreso.

Nació el 10 de enero de 1949 en la ciudad de Mendoza. También vivió en la ciudad de Tupungato, en donde se casó y tuvo tres hijos, quienes actualmente residen en aquella provincia. Durante su adolescencia fue a vivir a Río Gallegos, obligado por un traslado inesperado de su padre, un militar de carrera. En febrero de 1969, con sólo 18 años, obtuvo su primer empleo, como auxiliar en el Nación. Cuando en 1972 debió volver a Mendoza para hacer el servicio militar, ya había entablado una relación personal con el ex presidente Kirchner durante su militancia en el peronismo. Fue entonces que comenzó a trabajar en la sucursal Maipú. A la sucursal de Río Gallegos volvería recién bajo la gobernación de Kirchner. Desempeñó distintos cargos dentro del banco en Tierra del Fuego, en Santiago de Chile y en Montevideo.

Cuando Kirchner llegó a la presidencia en 2003, Fábrega se convirtió en gerente general del Nación a nivel nacional. Su perfil técnico lo llevaría luego a estar a cargo del manejo operativo del banco en todo el país. También preside Abappra (Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina). Hasta 2003 había liderado distintas áreas del banco: Nación Factoring en 2003, subgerente general principal de Negocios en 2001, subgerente general comercial en 2000, subgerente general de Banca Minorista y Marketing en 1997 y gerente comercial Nación AFJP en 1994. “Que el gobierno nacional decida darle esta responsabilidad a un obrero y no a un funcionario político es una señal muy interesante, es todo un dato”, destacaba Fábrega al ser nombrado en 2010 al frente del Banco Nación.

Por su carácter de autodidacta y alejado de los debates académicos –el funcionario sólo completó estudios primarios–, en el Gobierno lo igualan a Gelbard. Fue incluso mencionado para ocupar el puesto de ministro de Economía del gabinete de Cristina. Es un hombre de consulta de la Presidenta, a quien ratificó en varias oportunidades que no conviene enfriar la actividad económica. Es cercano al vicepresidente Amado Boudou, quien apuntaló su candidatura al frente del BCRA. Fábrega tomará la conducción de la autoridad monetaria en momentos en que existe un fuerte debate respecto de la caída en el nivel de reservas, que en el año acumulan una pérdida de más de 10 mil millones de dólares, hasta los 32.264 millones actuales.

Se manifestó siempre a favor de contar con un Banco Central que asuma el rol de redireccionar el crédito privado. Detalló en varias oportunidades que debía utilizarse el mecanismo de encajes –inmovilización de parte de los depósitos privados como reaseguro del sistema– como un método de premios y castigos para que los bancos conduzcan su flujo de fondos a la actividad productiva. Defendió a rajatabla el rol del Nación como regulador y testigo del sistema financiero en lo que se refiere a tasas de interés y montos prestados. “Prestarle al sector productivo contribuye al crecimiento económico y, también, es rentable”, es la frase que reitera al mostrar los números del BNA.

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