ECONOMíA
Todo sea por impresionar a Supachai Panitchpatdi
El titular de la OMC fue paseado por la Exposición Rural, donde volvió a sentir la demanda del agro contra los subsidios agrícolas de la Unión Europea y Estados Unidos.
› Por Cledis Candelaresi
La colmada agenda del titular de la Organización Mundial de Comercio, Supachai Panitchpatdi, en su visita a Buenos Aires tuvo la exposición de la Sociedad Rural como punto casi obligado. “Se fue impresionado con la fuerza y el potencial del campo argentino”, interpretó Roberto Lavagna, luego de que el tailandés apreciara la muestra. La invitación del funcionario internacional al Predio de Palermo no fue una simple cortesía enmarcada en el protocolo, sino que tuvo el propósito de reafirmar la estrategia negociadora local ante la OMC: Argentina está dispuesta a ofrecer mucho, pero a cambio de que Europa y Estados Unidos cedan en el proteccionismo a los bienes agrícolas.
Argentina integra la nutrida lista de países que cuestionan en el marco de las negociaciones multilaterales las políticas que las naciones más ricas utilizan para amparar a su producción primaria, en algunas ocasiones transgrediendo normas consensuadas en la propia OMC. “Si Argentina lograra vencer estas barreras, el sector agroindustrial podría estar rápidamente produciendo y exportando el doble que lo actual”, se entusiasmó ayer el ministro de Economía.
Pero esos esfuerzos para que Washington y Bruselas desmantelen los subsidios que otorgan, incluso, a los granos y carnes que exportan, o para que reduzcan aranceles extraordinariamente altos, hasta ahora han sido poco exitosos, al punto de poner en riesgo la actual ronda de negociaciones que se lleva a cabo en la Organización. “Es necesario dar un impulso político a las discusiones por el tema agrícola, ya que las negociaciones técnicas están agotadas”, admitió ayer en Buenos Aires Supachai.
El agrícola se transformó en un tema estratégico en Ginebra, sede central de la OMC, y Argentina decidió aprovechar esta circunstancia para mostrar dureza en sus posiciones e intentar algo de protagonismo en el escenario internacional, donde cada vez tiene menor peso relativo. “Se corre el riesgo de que los países en desarrollo avancen en los temas que a ellos les interesan sin que las naciones en desarrollo ganemos nada”, arremetió Lavagna, quien puede jactarse de conocer en detalle estos temas: hasta que el ex presidente Eduardo Duhalde lo convocó para conducir el Palacio de Hacienda, se desempeñaba como embajador ante la Unión Europea y ante la propia OMC.
El ministro y Panitchpatdi hablaron al cierre de un seminario organizado por el Centro de Economía Internacional de la Cancillería, que tuvo como anfitrión natural al secretario de Relaciones Económicas Internacionales. “Nosotros (en la OMC) no hablamos sólo del tema agricultura. Por el contrario, somos de los pocos países en desarrollo que también presentamos una propuesta para liberar el área de servicios, aunque a condición de que avance la negociación agrícola”, precisó Martín Redrado.
Tanto Lavagna como Redrado dan a entender que la táctica negociadora cambió. “En los ‘90 dimos mucho unilateralmente a cambio de nada”, asegura el vicecanciller. La intención sería intentar un camino diferente de seducir con ofertas que sólo se concretarían si los otros países ceden algo de lo que le interese a Buenos Aires.
Argentina puso en la mesa de negociación multilateral la posibilidad de bajar aún más los aranceles a productos industriales, avanzar en la “transparencia de compras gubernamentales” –permitiendo que otros países sean proveedores del Estado argentino, por ejemplo– y detalló una generosa nómina de servicios a liberalizar, incluyendo la posibilidad de que los extranjeros puedan ofrecer sin ningún tipo de restricción sus artes laborales en estas tierras –desde un obrero de la construcción a un consultor informático–. Todo para un presunto toma y daca, que hoy depende más de la voluntad ajena que de la propia.
Fuera del escenario de la OMC, Argentina negocia importantes acuerdos comerciales con la Unión Europea, aunque como miembro del Mercosur. Pero en este mismo terreno doméstico también hay cuestiones a resolver: unaincipiente avalancha de textiles (denim) desde Brasil puso en alerta al gobierno local, que analiza si debe tomar alguna medida y en tal caso cuál para no perturbar su buena relación con su principal socio de la región.