ECONOMíA › EL NUEVO INDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR DEBUTO CON UNA SUBA DEL 3,7 POR CIENTO EN ENERO
Al presentar el IPCNu, Axel Kicillof subrayó su carácter nacional y que tomará en cuenta seis canastas de consumo distintas, representativas de cada región. El Gobierno busca reconstruir la confianza perdida en el índice.
› Por Tomás Lukin
El Indice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNu) debutó con una variación mensual de 3,7 por ciento entre diciembre y enero. El nuevo indicador releva precios en todas las provincias e incorpora las diferencias existentes en las estructuras regionales de gasto. El índice reemplazará las deslegitimadas mediciones para el Gran Buenos Aires del Indec. El indicador está compuesto por seis canastas: Noroeste, Noreste, Cuyo, Pampeana, Metropolitana y Patagonia, cada una con 520 variedades (159 productos) entre bienes y servicios de cada región. La presentación estuvo a cargo del ministro de Economía, Axel Kicillof, y las autoridades del organismo estadístico, Ana María Edwin y Norberto Itzcovich. La medición fue elaborada con la colaboración técnica del FMI, que amenazó con sancionar al país por la calidad de sus estadísticas. La cifra difundida ayer dio cuenta de los movimientos de precios en alimentos, bebidas y electrodomésticos registrados luego de la devaluación. Los incrementos autorizados en transporte público y prepagas también fueron reflejados en el índice. El IPCNu, entienden en el equipo económico, permitirá comenzar a reconstruir la legitimidad y credibilidad de las estadísticas públicas, aunque los problemas al interior del Indec todavía no fueron resueltos.
“El IPCNu no representa la continuidad de la medición anterior, es distinto cualitativa y cuantitativamente. Lo central es que la cobertura es nacional. La metodología de elaboración ha sido una empresa faraónica”, afirmó Kicillof. “No es lo mismo lo que consume una familia del norte o una de la ciudad de Buenos Aires. La canasta tiene en cuenta todas esas diferencias”, señaló el funcionario ante un auditorio desbordado con equipos técnicos del ministerio y el organismo estadístico. Por ejemplo, en las regiones de menores ingresos del país el gasto en alimentos tiene un peso significativamente superior al del Gran Buenos Aires.
El nuevo indicador es una respuesta del Gobierno ante el problema de credibilidad del IPC-GBA. Ninguno de los funcionarios hizo referencia a los cuestionamientos, pero enfatizaron la “robustez” del IPCNu. El ministro y el director técnico del Indec explicaron que el cambio no sólo amplía la cobertura, sino que contempla modificaciones en los patrones de gasto. El índice reemplazado se basaba en la encuesta de gastos de los hogares de 2004, mientras que el IPCNu utilizó el relevamiento realizado en 2012. “Era imperioso cambiar el índice de precios. Entre las dos encuestas cambió mucho la distribución del ingreso, la estructura productiva y la calidad de vida de los argentinos. Eso explica que los gastos en los hogares sean distintos”, indicó el titular del Palacio de Hacienda.
Desde el equipo económico reconocen que el índice debutó con un guarismo elevado, en sintonía con los abusivos aumentos observados desde finales del año pasado. Aunque no es correcto comparar el IPCNu con el viejo indicador, la última vez que el IPC-GBA arrojó una variación de esa magnitud fue a mediados de 2002. Por eso, los funcionarios entienden que, pasada la turbulencia macroeconómica de enero, será central controlar la dinámica de precios de los bienes de consumo masivo para garantizar una mejora (o preservación) del poder adquisitivo de la masa salarial, condición necesaria para la sustentabilidad del proyecto.
“No todo es una excusa válida para modificar precios. Existió un acomodamiento de precios especulativo, en lo que estamos trabajando para que se retrotraigan, eviten o denuncien, pero el Gobierno no puede hacerlo en soledad, sino que necesita de los gobernadores, intendentes, organizaciones sociales y consumidores para que no naturalicen y deglutan cualquier precio, sino que denuncien. El Estado va a actuar tomando medidas”, advirtió Kicillof. Página/12 pudo saber que en pocos días Comercio comenzará con las multas a las empresas que abusaron y remarcaron después de la devaluación.
Junto con los productos que se relevan en los comercios, otro insumo del índice son los “precios de registro”, como tarifas de luz y gas que no requieren recabarse tocando timbres. En Economía explicaron a este diario que las listas de precios acordadas en las diferentes versiones de Precios Cuidados –cadenas de supermercados, corralones o útiles escolares– no serán utilizadas como “precios de registro”, sino que el precio será el que tomen los encuestadores en los locales.
Durante su intervención, el ministro cuestionó a las consultoras privadas y sus metodologías: “Una dice que toma precios de alimentos y bebidas sólo en el microcentro; otra, que sólo releva dos supermercados de Buenos Aires. Son índices con fuerte contenido político, por eso no tienen rigor técnico. La idea es ver quién dice el número más alto”, afirmó al referirse a cinco “variopintas estimaciones” que arrojaron en enero alzas mensuales de entre 3,5 y 6,1 por ciento. Los cuestionables indicadores diseñados por las consultoras del microcentro porteño emergieron y ganaron visibilidad como consecuencia de la pérdida de legitimidad y credibilidad del Indec que comenzó siete años atrás. El equipo económico parece convencido de que ayer se dio el puntapié inicial de una nueva historia.
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