Diego Schurman y Felipe Yapur

Con una política de puertas abiertas, Néstor Kirchner presentó ayer a un grupo de legisladores la reestructuración de la deuda en el mismo momento en que Roberto Lavagna lo hacía en Dubai ante la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial. “Es una manera de cambiar las cosas que antes se hacían de manera clandestina”, dijo el Presidente al explicar la nueva modalidad, que vino con una yapa: el compromiso oficial de llevar la discusión sobre la deuda externa al Congreso.
La reunión con diputados y legisladores, entre ellos jefes de bloques y muchos de los que trabajan sobre proyectos relacionados al tema de la deuda, se desarrolló durante dos horas en la Sala de Situación de la Casa Rosada.
Kirchner apareció en escena con varios minutos de demora. Y, tras los saludos y disculpas de rigor, explicó su decisión de informar la propuesta de Lavagna a los acreedores privados “de primera mano” y “sin esconder una coma”. No mencionó a las administraciones anteriores, pero fue claro en diferenciarse de ellas al repudiar las negociaciones “clandestinas” que primaron en los `90.
–Ahí está la carta con el FMI. Ahí la tienen publicada. Con nosotros se terminaron los secretos en la negociaciones –abogó por una política de transparencia.
En ese sentido, informó que tanto el texto de la propuesta conocida ayer como la carta de intención suscripta con el FMI se publicarán en la página de internet del Ministerio de Economía.
–Fíjense los verbos, está todo en potencial –abundó luego sobre la carta. En buen criollo: si bien reconoció necesario cerrar un acuerdo, y que este pueda ser considerado “moderado”, negó que hubiera compromisos expresos de ajustes. “Preferimos pecar de moderados antes que comprometernos con pautas inalcanzables. Además, esto sirvió para demostrar que la deuda es impagable”, indicó.
El argumento le sirvió para resaltar la falta de apoyo externo que tuvo el país para alcanzar el acuerdo. “Cuando dimos pelea pocas fueron las voces que se escucharon en nuestro favor”, dijo, y los legisladores se miraron. Todos creyeron entender una velada crítica a la posición brasileña.
Kirchner aprovechó la reunión para echar por la borda dos rumores que habían circulado en los últimos días luego de que se conoció el proyecto de Presupuesto 2004. Por un lado dijo que “no hay aumento en las tarifas”. Eso sí, aclaró que no es para toda la vida. Pero también aseguró que no está previsto realizar un redescuento a los bancos, tal como reclaman las entidades financieras. “Esto lo quiero dejar aclarado porque hay muchas versiones, sobre todo periodísticas, que hablan de esta posibilidad. Las desmiento totalmente”, indicó.
Cuando habló sobre la estimación del 10 por ciento de inflación que está prevista en el Presupuesto –que para muchos de los diputados era un tarifazo encubierto– deslizó la posibilidad de que fuera producto de un incremento salarial. No utilizó esta palabra, pero sonó bastante parecido cuando, para explicar la inflación, dijo que se producirá por la suba del consumo interno que, siempre según la interpretación de los legisladores, únicamente pude ocurrir si se mejoran los ingresos.
Al terminar, Kirchner se levantó de la silla, saludó y se retiró acompañado del ministro de Defensa, José Pampuro. Antes, repitió el pedido de que lean el texto de acuerdo con el Fondo. En el salón quedaron entonces el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro del Interior, Aníbal Fernández, rodeados de los diputados Eduardo Camaño y José María Díaz Bancalari del PJ, los aristas Graciela Camaño y Eduardo Macaluse, la representante del CTA en el bloque socialista María José Lubertino, Alicia Castro, del Frente para el Cambio, el demócratamendocino Gustavo Gutiérrez, el frepasista Darío Alessandro, José Roselli (Autodeterminación y Libertad escindido), el demócrata Alberto Natale, el ex arista Mario Cafiero y el pattista Miguel Jobe. También participaron los senadores Miguel Pichetto (PJ) y los radicales Rodolfo Terragno y Carlos Maestro.
A través de un power point, el jefe de ministros fue el encargado de explicar la propuesta argentina en Dubai. Y apenas hizo una pausa de cinco minutos cuando lo llamó Lavagna para informarle que había terminado su exposición en los Emiratos Arabes Unidos.
Al volver al salón, trocó la exposición por el diálogo. Fue entonces que dijo resaltó el “fuerte gesto político” del encuentro, aunque –previsor-aclaró que “de ninguna manera implica un apoyo irrestricto” a las decisiones del Gobierno.
Lo que sonó como música a los oídos de los presentes fue cuando Fernández se mostró dispuesto a continuar este diálogo de forma particular con cada uno de los bloques. “La intención es alcanzar acuerdos, pero en caso de no lograrse, esto no implica cortar la comunicación para otros temas”, aclaró.
De todas formas, tanto legisladores como funcionarios terminaron el encuentro medianamente satisfechos. Los diputados de la oposición le arrancaron un medio sí a Fernández cuando se comprometió a consultar a Kirchner la posibilidad de que el PJ acompañe la formación de una comisión de seguimiento e investigación de la deuda externa.
Por este motivo, los legisladores postergaron la sesión especial prevista para hoy solicitada y que habían pedido Cafiero, Macaluse y Lubertino. Acordaron realizarla la primera semana de octubre. Hasta esa fecha, el Gobierno ya tendrá una respuesta sobre este pedido.