ECONOMíA › OPINION
› Por David Cufré
Economistas de distintas tendencias coinciden en que el ingreso de 814 millones de dólares a las reservas del Banco Central por el swap con China ayudó a revertir las expectativas de devaluación que se habían instalado hasta la llegada de Alejandro Vanoli a la presidencia del Banco Central. El acuerdo con el gigante asiático es por el equivalente a 11.000 millones de dólares. Sin embargo, varios de los economistas más críticos del Gobierno eran escépticos o sarcásticos, según el caso, respecto de las posibilidades de éxito de la operación. Un repaso de sus declaraciones públicas sirve para poner en perspectiva un debate que fue intenso hasta no hace mucho.
El 19 de julio pasado, por ejemplo, Carlos Melconian decía que el entendimiento “es tan próximo a que Racing juegue el domingo con la camiseta de Independiente”. En una entrevista radial, el hombre del PRO sostuvo que el préstamo chino “es una absoluta fantasía”. “Yo dividiría esto (las negociaciones) entre comercio, infraestructura y acuerdos financieros. El acuerdo financiero es una absoluta fantasía, como el que firmó Redrado en 2010, donde se supone que hay un aporte de yuanes para fortificar las reservas del Banco Central, que están en cero.”
Redrado sólo corrigió a Melconian en un aspecto: el convenio anterior era de 2009. Pero su evaluación general sobre la trascendencia del arreglo y las chances de que diera lugar a un aumento de las reservas era similar. “Le veo muy bajo efecto. Argentina necesita otra cosa, no espejitos de colores como un canje de monedas con China. Si nos dan yuanes no entran como reservas, porque no es una moneda de reserva internacional, por eso no contará como reservas para el BCRA”, aseguró en Radio Mitre. “Transformar los yuanes (por dólares) era complejo (en 2009) y requería de una pericia técnica que hoy el Banco Central no tiene”, agregó. “Es difícil que (los yuanes) puedan contabilizarse como reservas y el efecto (del acuerdo) sería hoy inexistente”, insistió.
En la misma línea se ubicó otro hombre del Frente Renovador, Aldo Pignanelli, también ex presidente del Banco Central. El 20 de julio, el diario El Cronista lo consultó sobre el tema. “El yuan todavía no es una moneda calificada como el dólar o como el euro. Yo no sería tan optimista como dicen en el Central de que (el swap) se pueda contabilizar como reservas. Tal vez nos ayude a importar más cosas desde China, pero nada más”, evaluó. “No es que van a ingresar dólares a la Argentina, nos dan un crédito para importar máquinas y equipos chinos”, descartó. “Además, si el país entra en default el acuerdo chino se cae”, advirtió, haciendo propia una versión de aquellos días.
Fausto Spotorno, economista jefe de la consultora de Orlando Ferreres, coincidió en que el swap no impactaría en las reservas porque el yuan no es una moneda de “valor” a nivel mundial. Las monedas más utilizadas con este fin, aseguró, son el dólar, el euro, el yen y la libra esterlina, según el mismo artículo del diario El Cronista que consultaba a Pignanelli. Allí también aparecía la opinión de Nicolás Dujovne, economista ligado a los equipos técnicos del radicalismo, quien daba el mismo argumento. “El yuan no es una moneda convertible. Es decir que no se puede salir fácilmente a cambiar yuanes por dólares.” Dujovne estimaba que para que el convenio con China surtiera efecto habría que esperar una década y media. “Quizá en 15 años la historia sea distinta, pero por el momento este swap no sirve para recomponer reservas.”
Pese a todas esas consideraciones, el Banco Central activó el 30 de octubre el primer tramo del swap y anunció la incorporación a las reservas de 814 millones de dólares. “En la actualidad –indicó en un comunicado–, el yuan puede ser convertido libremente en dólares, euros o cualquier otra moneda en plazas internacionales como Hong Kong, Londres o Singapur. Esta condición ha llevado a que diversos bancos centrales ya hayan decidido invertir una porción de sus reservas en la moneda china.” Y seguía: “Su volumen de pagos ha desplazado a otras monedas de reserva tradicionales, como el franco suizo”. La semana pasada, en tanto, la prensa internacional reflejó que China y Canadá acordaron un canje de divisas por 200.000 millones de yuanes, que representan 32.670 millones de dólares.
Con todo, hay economistas que no se rinden. José Luis Espert sostuvo que “son 800 millones de dólares que se van en diez días”. Y agregó: “El acuerdo con el banco central chino es puro humo”.
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