ECONOMíA
Las cajas de crédito están de vuelta tras la crisis
Atendiendo a un prolongado reclamo del movimiento cooperativo, el Congreso convirtió en ley la resurrección de las pequeñas entidades financieras que Martínez de Hoz eliminó de un plumazo.
› Por David Cufré
Centenares de cooperativas aguardan la promulgación de la ley que vuelve a permitir el funcionamiento de las cajas de crédito para conformar cada una la suya. El Poder Ejecutivo completaría el trámite esta semana, tras la sanción de la norma el último miércoles por el Senado. El proyecto, que redactó el diputado socialista Héctor Polino en abril de 2000, fue votado por unanimidad en ambas cámaras. Las cajas de crédito llegaron a detentar el 14 por ciento de los depósitos en las décadas del ‘60 y ‘70. Pero su época dorada terminó en 1978, cuando José Alfredo Martínez de Hoz restringió su funcionamiento hasta condenarlas a la desaparición, favoreciendo la concentración bancaria.
El estallido del sistema financiero en diciembre de 2001 dejó el camino libre para la reaparición de las cajas de crédito. El esquema diseñado en esta oportunidad corrige algunas de las deficiencias del pasado, que también las hubo. Por ejemplo, Polino mencionó a este diario que algunas entidades privilegiaron el crecimiento a la acción solidaria, deshumanizando el vínculo con sus asociados. Para evitar experiencias semejantes, se dispuso que las nuevas cajas de crédito sean de casa única, clausurando la opción de la apertura de sucursales.
Con la misma intención de fortalecer el espíritu asociativo se tomaron otros recaudos:
- Rendición de cuentas. Los socios que oficien como directivos deberán presentar informes periódicos que detallen todas las actividades de la entidad.
- Límites a plazos fijos. Los depósitos a plazo no podrán superar los 10 mil pesos, para evitar que la búsqueda de rentabilidad financiera sobrepase el interés por la acción solidaria.
Las cooperativas agropecuarias, de servicios públicos, de vivienda, de consumo y otras que existen en el país son las primeras que mostraron interés en constituir cajas de crédito. Es una forma de canalizar el dinero que obtienen en sus actividades, orientándolo a su propio desarrollo y al de la comunidad donde están radicadas.
La necesidad de entidades financieras manejadas por sus vecinos es generalizada, sobre todo en este momento de escasez de financiamiento. Pero aumenta en aquellas localidades donde la presencia de bancos es mínima o nula. La cobertura del sistema bancario tradicional es limitada: apenas 1068 ciudades de todo el país cuentan con al menos una entidad, y de ellas en el 66 por ciento de los casos son públicas o cooperativas.
Las cajas de crédito podrán recibir depósitos a la vista sin restricción de montos y emitir contra esas cuentas letras de cambio, que funcionarán exactamente igual que los cheques tradicionales. Esos documentos podrán entregarse a personas que operan con bancos comunes y podrán efectuarse endosos. Tampoco habrá límites para la concesión de créditos, avales, fianzas u otras garantías, cuyos beneficiarios podrán ser sólo los asociados a la entidad. Para conformar una caja de crédito se requiere de aportes de sus asociados, con un piso de 200 pesos, y la presencia de por lo menos diez personas. El primer paso es solicitar una matrícula al Instituto Nacional de Asociativismo y de Economía Social (Inaes) y después al Banco Central, que controlará sus operaciones.
“Hoy más que nunca resultan imprescindibles las cajas de crédito cooperativas, manejadas por los vecinos en cada barrio y en cada pueblo, haciendo accesible el crédito al pequeño industrial, comerciante, agricultor o asalariado”, resaltó Polino. Hace dos meses, en el Día de la Cooperación, Carlos Heller, titular del Banco Credicoop, señaló que esa entidad podría funcionar como un banco de segundo piso para las cajas de crédito, ayudándolas en su financiamiento. El Credicoop es de hecho una unión de cajas de crédito y de bancos cooperativos.
La experiencia del sistema de bancos vecinales ha sido rica en la Argentina décadas atrás, y lo sigue siendo en países como Alemania (tienen un representante en el directorio del Banco Central), Italia, Francia, España y Canadá. Aquí pueden ser muy importantes en el proceso de recuperación económica y en la conformación de un nuevo sistema financiero.