Mar 21.10.2003

ECONOMíA  › EL INDICE DE ACCIONES LIDERES MERVAL SUPERO SU RECORD HISTORICO: CERRO A 902 PUNTOS

Once años para terminar con el maleficio

Los viejos operadores recuerdan ese martes 2 de junio de 1992: el MerVal en su máximo de 890 puntos y Carlos Menem festejándolo en el recinto bursátil. Desde entonces hasta ayer ese indicador nunca pudo volver a ese nivel. De todos modos, en dólares todavía falta mucho para igualar ese record.

› Por Claudio Zlotnik

Tuvieron que pasar más de once años para que se cortara el maleficio. En aquella primera semana de junio de 1992, las acciones eran un boom. El índice MerVal, que en la tarde del martes 2 había trepado a los 900 puntos, finalmente cerró la rueda en 890. Un nuevo record. Los papeles empresarios quebraban una marca tras otra. Carlos Menem no quiso perderse la foto, y pisó el salón bursátil de Sarmiento y 25 de Mayo. Se dio el gusto, pero todavía hay operadores que tienen malos recuerdos de aquella jornada. Las acciones, que habían quintuplicado en promedio su valor en 1991 y seguían para arriba en la primera parte de 1992, cayeron en mala racha. Debieron pasar 592 semanas, y ya sin Menem en el poder, para que el MerVal rompiera el record: ayer terminó en 902,8 puntos.
Una de las razones que explican este crecimiento es porque los operadores consideran que todavía hay un largo trecho por recorrer hasta que las cotizaciones alcancen un nivel equivalente en dólares al que tenían durante la convertibilidad. Mientras los 890 puntos de junio de 1992 valían por 890 dólares, los 902,8 puntos de ayer son 317 dólares (el verde cerró en 2,87 pesos). Los 890 puntos de hace once años hoy equivalen a 2554 puntos. Es por eso que en la city prefieren esperar antes de abrir las botellas de champaña del festejo.
En lo que va del año, las acciones líderes subieron 72 por ciento en promedio. Una mejora que se extiende al 100 por ciento en términos de dólares, ya que en estos meses hubo una revaluación del peso. Existen distintos motivos para entender semejante repunte. Varios de ellos son de signo contrario a los que, hace más de una década, empezaban a dar cuenta del colapso de los papeles empresarios.
Un argumento central radica en el fuerte crecimiento que está mostrando la economía. Los financistas comenzaron el año apostando a una expansión del Producto entre 3 y 4 por ciento y ahora se estima que, en cambio, rondará el 7 por ciento. Este escenario daría lugar a mayores ganancias empresarias, engrosando los balances que ya habían mejorado en la primera parte del año. Los inversores también pronostican un buen comienzo del 2004.
En este marco de mejores perspectivas no sólo subieron las acciones de las compañías exportadoras, las más beneficiadas por la devaluación, sino que el efecto positivo empezó a derramarse también sobre aquellas ligadas al consumo interno. Y hasta los bancos, que hasta hace poco parecían los grandes perdedores por la crisis. Entre los papeles líderes que más avanzaron desde enero figuran Acindar (271 por ciento), la cementera Juan Minetti (168), Banco Galicia (137), Banco Hipotecario (130), Telecom (128), Macro-Bansud (99), Siderar (78) y la automotriz Renault (73).
Por ahora, del rally alcista participan unos pocos. Cada día se negocian entre 40 y 50 millones de pesos diarios. Muy lejos de aquellos 100 millones de pesos/dólares de las mejores épocas. El mercado accionario quedó para los inversores más sofisticados, aquellos que escapan de las poco atractivas tasas de interés que rinden los plazos fijos o las Letras del Banco Central.
En aquellos albores de la convertibilidad, las acciones atraían al gran público. También es cierto que otras eran las alternativas de inversión. Telefónica de Argentina fue una de las preferidas hasta que su casa matriz decidiera quedarse con todas las acciones del mercado. También lo eran Astra y Pérez Companc, ahora en poder de las multinacionales Repsol y Petrobrás. Comercial del Plata tampoco vive la misma realidad de entonces: de un holding dueño de pozos petrolíferos y socio de distintas privatizadas (Telefónica, Transener, Telefé y Aguas Argentinas) pasó a ser un grupo minúsculo que intenta salir del concurso de acreedores. En el panel de las preferidas estaban listadas Terrabussi y Bagley, papeles que desaparecieron junto con la venta de ambas compañías a conglomerados de origen estadounidense (Nabisco) y francés (Danone), respectivamente. En elmejor momento bursátil, los pequeños inversores compraban hasta los papeles de segunda línea, como Ferrum, Cinzano o Domec.
La extranjerización de la economía y la pérdida de competitividad que limó las utilidades de las empresas transables deprimió el negocio con las acciones. Los financistas más entusiastas suponen que los papeles tienen un gran espacio para seguir aumentando de la mano de la recuperación económica. Otros, en cambio, se muestran más cautos. Sostienen que todavía no se detecta un ingreso fuerte de capitales desde el exterior, flujo necesario para sostener este rally alcista. Prevén que ello podría ocurrir recién cuando las empresas y el propio Estado reestructuren sus pasivos en dólares. Mientras tanto, los operadores se nutren de las mejores perspectivas de la economía y festejan el final del maleficio riojano.

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