En plena disputa entre el Gobierno y las compañías eléctricas, a Néstor Kirchner no le causó ninguna gracia que el ministro de Obras Públicas bonaerense, Raúl Rivara, respaldara el argumento de las empresas y advirtiera sobre posibles inconvenientes con la provisión de energía durante el verano. El funcionario hizo esas consideraciones el último viernes y las repitió ayer, pero difícilmente vuelva a decirlo. El gobernador Felipe Solá lo desmintió ásperamente: “No hay información que indique que se puedan producir cortes en la provincia durante el verano”, enfatizó.
La corrección se produjo durante un acto en el que se inauguraron las obras de restauración de la Basílica de Luján, que Solá compartió con Kirchner. “Cada empresa debe ser responsable del servicio que presta”, agregó el gobernador. Rivara quedó en una posición muy incómoda dentro del gobierno provincial, ya que se había explayado en una línea contraria a la que luego le marcó su jefe político.
El ministro había dicho que “podemos tener problemas en el verano” y hasta se animó a anticipar un plan para “ordenar la demanda”. Su idea era producir una suerte de regulación de la demanda, que contemplaría acuerdos con los grandes usuarios para fijar horarios de uso de la energía. Su advertencia fue un respaldo inesperado al argumento de las compañías eléctricas.
“Estamos en una posición difícil en el transporte y podemos llegar a tener problemas”, indicó Rivara ayer por la mañana en declaraciones a una radio de Bahía Blanca. El funcionario dijo que la provincia “confeccionó hace un tiempo un fideicomiso tendiente a subsanar el inconveniente del transporte en el ámbito provincial”. Sobre la responsabilidad de la empresa Transener, Rivara comentó que “se concesionó el servicio de transporte tal cual estaba y no se la obligó a hacer inversiones”. Más adelante, el cuestionado ministro bonaerense consideró que “aquí no se previó el aumento de la demanda y como tal, las nuevas necesidades que podrían llegar a ocurrir en el futuro”.