ECONOMíA
› CONDENAN A UN BANCO ALEMAN POR ACONSEJAR BONOS ARGENTINOS
Colocadores a la caza de incautos
Recomendó a un inversor comprar títulos argentinos en julio de 2001, “porque siempre paga”. El Banco SEB deberá afrontar la pérdida.
› Por Claudio Scaletta
Una resolución judicial alemana conocida ayer en Francfort ordenó al banco SEB pagar 36.000 euros a un inversor que en julio de 2001 fue aconsejado para invertir en papeles de deuda argentina. La decisión convalida que en la película de terror del default, donde conviven pequeñas codicias con grandes perdedores y ganadores, la Argentina dejó de ser el único malo. Los bancos que intermediaron en la colocación de deuda también son responsables de haber asesorado mal.
Primero fueron los acreedores italianos, luego los alemanes y los ingleses. Ahora la Audiencia Provincial de Francfort. La trama parece estar cambiando. Cuando los tenedores de bonos descubrieron que la altísima rentabilidad por la que habían apostado se transformaba, de un día para otro, en una difusa promesa de pago, comenzaron a sospechar que el culpable no era sólo ese país que, con preocupación, descubrían en sus televisores. Los humos de una plaza tomada y presidentes que duraban un solo día estaban lejos de ser un lugar idílico para el recupero de sus inversiones. Miraron sus bonos, luego las imágenes que la pantalla les devolvía y, entonces, se acordaron de sus asesores financieros. Para los bancos, en tanto, no habría pérdidas. Su negocio ya había sido hecho con la colocación del producto, una deuda que había tomado vida propia.
El inversor que, de acuerdo con la resolución conocida ayer en Alemania, recibirá una indemnización de casi 41 mil dólares, argumentó que decidió ahorrar en bonos argentinos luego de que un asesor del banco le asegurara que “hasta ahora, ese país siempre ha cumplido con sus obligaciones internacionales”, una afirmación ajena a la historia económica local.
El tribunal interpretó que la recomendación del SEB fue un error. En especial, criticó los argumentos vinculados con el apoyo del Fondo Monetario Internacional. Según el fallo, el asesor del banco sostuvo que “Argentina no podía permitirse el lujo de dejar de pagar”, debido a que necesitaba mantener el apoyo del FMI. Por otra parte, el Banco calló prolijamente la baja nota que tenían los títulos argentinos. Por entonces la calificadora Standard & Poors les había otorgado una “B”, lo que según el tribunal significaba “un índice de alto riesgo”.
La Audiencia Provincial de Francfort justificó además su decisión en argumentos “históricos” que se remontaron hasta el año 1956, cuando el Club de París se fundió, entre otros motivos, por la moratoria de la Argentina en sus pagos internacionales. Sin embargo, no hacía falta ir tan lejos, pues el país había entrado en cesación de pagos también a fines de la década del 80.
No es la primera vez que el Poder Judicial alemán falla en contra de los bancos por su mal asesoramiento. El juzgado regional de Munster resolvió en octubre pasado en la misma dirección, cuando ordenó pagarle a un ahorrista la misma suma que había sido aconsejado a colocar en títulos argentinos. Lo mismo ocurrió pocos meses antes en Inglaterra. En Italia, en tanto, centenares de damnificados ya optaron por demandar a los bancos, donde muchos inversores compraron bonos incluso tan tardíamente como en diciembre de 2001, cuando los títulos ya eran considerados “maledetti”.
Esta nueva realidad comienza a ser reconocida en distintos círculos del poder financiero mundial. El prestigioso diario estadounidense Washington Post recogió, en una amplia investigación, el mea culpa de Wall Street por su responsabilidad en la creación de una “burbuja” con la deuda argentina, el “mercado emergente” por entonces en boga. En el trabajo, el diario filodemócrata describió al detalle la compleja trama de “incentivos” recibidos por los operadores financieros para aceitar la colocación.