ECONOMíA
› LUIS PAGANI, PRESIDENTE DE ARCOR Y DE LA ASOCIACION EMPRESARIAL
“Kirchner no se deja presionar”
Representante del establishment, tiene un discurso de apoyo a Kirchner. Admite temas pendientes y muestra un cambio de actitud.
› Por Cledis Candelaresi
Desde Mar del Plata
Bien sea como estrategia negociadora o por auténtica convicción, las cámaras patronales están brindando a la gestión de Néstor Kirchner un respaldo expreso, impensable hace apenas unos meses, cuando el Presidente era para los empresarios una incógnita difícil de develar. “Afortunadamente, durante este año se ha avanzado mucho en la reconstrucción del liderazgo político, esencial para la vida institucional”, celebró en su pública exposición durante el coloquio de IDEA, Luis Pagani. No hablaba por sí mismo sino en su calidad de titular de la Asociación Empresaria de la Argentina (AEA), entidad que reúne a lo más granado del establishment económico local. En diálogo con Página/12, el dueño y presidente de la trasnacional golosinera Arcor avanzó luego un poco más en esa optimista interpretación el cuadro político y la gestión oficial. “En seguridad y justicia se hizo más en cinco meses de lo que se había hecho en diez años”, se anima.
–¿Por qué considera que el empresariado no estuvo unido durante la última crisis?
–Porque había diferencias de tipo ideológicas entre los distintos sectores y hasta en el interior de las propias cámaras empresarias de la industria. Se debatió hasta último momento si había que continuar o no con el modelo. No fuimos inteligentes.
–¿Estas diferencias subsisten?
–Creo que no, porque las circunstancias cambiaron. Ahora la cuestión es reinsertar la Argentina en el mundo. Desde mediados del 2002 viene creciendo y la obligación empresaria es ver cómo hacemos sustentable ese crecimiento.
–Los empresarios dicen estar preocupados por el desempleo y la proliferación de planes sociales. Pero cuando el ministro de Trabajo expuso en IDEA sobre el tema, le taparon la voz con un murmullo. ¿Esto no prueba que hay un doble discurso?
–No. Menos en mi caso. Yo estoy convencido de que es imprescindible cambiar la dádiva del asistencialismo por un trabajo formal.
–¿Puede hablarse de una especie de aversión de los empresarios a los políticos, a los que subestiman, acusan de corruptos o temen?
–Después de veinte años de democracia, se está tratando de mejorar el management estatal. El Presidente, que gobernó una provincia relativamente chica, conoce otras realidades. No vive en una caja de cristal y tiene en claro las reglas básicas de la economía: por ejemplo, que debe manejarse con superávit fiscal.
–¿Por eso usted consideró que es un presidente adecuado para este momento?
–Lo dije apenas tuve con él la primera entrevista y lo ratifico ahora. Me sorprendió encontrar a un presidente tan compenetrado con los números macro y muy actualizado. No es común que esto suceda.
–¿Y qué le parecen otras medidas fuera del ámbito económico, como los cambios en la cúpula militar o los intentos por renovar la Corte Suprema?
–Esas también son medidas positivas. La sociedad estaba reclamando una depuración de la Justicia y está bien que el Presidente se encamine a conseguirlo. También hay un combate importante contra el delito. En justicia y seguridad hubo, en cinco meses, un avance que no se veía en diez años.
–¿Qué hay en el otro plato de la balanza? Por ejemplo, ¿en qué el Gobierno no da respuestas a su juicio satisfactorias?
–No es fácil señalar problemas de trascendencia. Pero tiene algunas cuestiones pendientes que son clave. Hay que ver, por ejemplo, cuál es su posición sobre una ley de coparticipación federal que es decisiva: si semaneja con criterios de Presidente imparcial o postula favorecer a las provincias chicas.
–Usted parece haberse transformado en un acérrimo oficialista...
–No es eso. Pero creo que en las democracias hay que tener ejecutividad y el Presidente la tiene. Es un estilo que a algunos les choca, pero a mí me gusta. Me gusta que se defina por sí o por no.
–¿Kirchner es genuinamente impermeable a las presiones o sólo lo aparenta por su estilo de conducción?
–No se deja presionar. Tiene convicciones y las defiende.
–¿Qué le parece la propuesta de renegociación de la deuda pública, que incluye una quita promedio del 75 por ciento?
–Mantener el 3 por ciento de superávit fiscal es clave. Comprometer un porcentaje mayor entrañaría el riesgo de ahogar la reactivación que se está dando en el sector privado.
–¿La renegociación de la deuda privada sigue siendo una prioridad para discutir con el Gobierno?
–Salimos de un modelo de manera poco ordenada. Eso hizo que empresas eficientes, que habían conseguido fondearse en el exterior, quedaran desamparadas. En estos dos años, cada una trató de arreglárselas y hoy hay un 70 por ciento que no resolvió el problema. Desde AEA pedimos que el Gobierno contemple al sector privado en su propuesta global para que quienes aún no reestructuraron su pasivo tengan este paraguas. Pedimos ese marco.
–¿Estamos ante un proceso de renacionalización de empresas de la cual la compra de Telecom por parte de Werthein es sólo el comienzo?
–No. Hubo gente que había venido a invertir en la década del ‘90 y que prefirió retirarse. Hay casos puntuales y esto puede dar algún protagonismo mayor a las empresas argentinas. Pero no hay capitales locales en condiciones de reemplazar masivamente al extranjero.
–Durante el coloquio, el secretario de Cultura Di Tella pronosticó que el justicialismo se fracturará. ¿Coincide con el diagnóstico?
–De aquí a diez años yo veo a los partidos tradicionales recompuestos y alternando en el poder. El PJ seguirá sobreviviendo, igual que el radicalismo. Eso no significa que no pueda haber alguna división.
–¿Al empresariado no le preocupa un eventual vacío de poder por las diferencias internas del PJ, por ejemplo, entre kirchneristas y duhaldistas?
–Yo no veo por ahora tal riesgo de ruptura. Al contrario. Me parece que todo el PJ se está alineando tras la figura del Presidente. A diferencia de otros partidos el Justicialista es más... verticalista.