ECONOMíA › LA ELIMINACIóN DEL PISO Y EL TECHO A LAS TASAS PERJUDICó A LOS AHORRISTAS
La suba de tasas que convalidó el Banco Central en las licitaciones de Lebacs no se trasladó en igual medida a los plazos fijos porque la entidad monetaria decidió desmontar las regulaciones destinadas a proteger a los pequeños inversores.
La reciente eliminación de las restricciones cambiarias fue acompañada por una fuerte suba de la tasa de interés. El Banco Central convalidó el 15 de diciembre una tasa anual de 38 por ciento para letras a 35 días, lo que representó un aumento de cerca de 9 puntos porcentuales respecto de las colocaciones anteriores. Las Lebacs son una referencia para los depósitos de las entidades financieras. Por lo tanto, se esperaba un incremento similar de los rendimientos de los plazos fijos para tentar a los ahorristas y evitar que se pasen al dólar. Sin embargo, la mejora que ofrecieron la mayoría de los bancos para depósitos a 30 días fue sólo de 3 o 4 puntos porcentuales. Eso fue posible por la decisión oficial de desmontar la regulación que vinculaba la tasa de interés para pequeños ahorristas a la evolución de las Lebacs. De este modo, la suba en el interés de las letras que convalidó la nueva conducción del Central terminó beneficiando fundamentalmente a los bancos.
Luego de que el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, anunció el desmantelamiento de los controles cambiarios, el Banco Central aprobó un amplio paquete de medidas que incluyó no sólo el fin del “cepo”, sino también la eliminación del esquema de tasas de interés mínimas y máximas, algo que pasó relativamente desapercibido frente a la devaluación.
El 7 de octubre de 2014, el entonces titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, publicó la comunicación A 5640 para estimular el ahorro en pesos y brindarle mayor protección al pequeño ahorrista. Esa norma estableció que la tasa de interés de los plazos fijos menores a 350 mil pesos debía ser una proporción de las tasas de la Lebac. Para los depósitos de 30 a 44 días se debía garantizar un piso equivalente al 87 por ciento de la tasa de las Lebacs, para los depósitos de 45 a 59 días el porcentaje se elevaba al 89 y para 60 días o más llegaba al 93 por ciento. Con ese esquema de tasas mínimas vigente, luego de haber convalidado una tasa anual de 38 por ciento para las Lebacs los bancos deberían haber ofrecido al menos 33 por ciento de tasa anual para los depósitos a 30 días de pequeños ahorristas, pero eso no ocurrió. La tasa minorista en muchos bancos incluso está por debajo de la que se debería haber fijado
En los días posteriores a la licitación de Lebacs del 15 de diciembre, los bancos demoraron el ajuste de tasas para los pequeños ahorristas y cuando lo hicieron en varias entidades el interés para depósitos a 30 días trepó de 26 a 29 por ciento. Eso significa que algunas entidades financieras captan depósitos a esa tasa por una ventanilla y por la otra le prestan al Estado al 38 por ciento, logrando una ganancia de nueve puntos o más sin asumir ningún riesgo. La tasa de las Lebacs se redujo dos puntos la semana pasada, pero el esquema sigue siendo el mismo. A su vez, si en lugar de comprar Lebacs, los bancos le prestan ese dinero a sus clientes bajo la modalidad de crédito personal la ganancia es todavía mayor ya que en las últimas semanas esa tasa trepó al 50 por ciento.
Para los créditos existía un techo a la tasa, pero la nueva conducción del Banco Central, encabezada por Federico Sturzenegger, también lo eliminó. El 10 de junio del año pasado, el entonces presidente del Central, Juan Carlos Fábrega, dispuso una serie de resoluciones para abaratar el costo de los créditos. La Comunicación A 5590 estableció que la tasa de los créditos prendarios y personales tendría un techo de entre 1,25 y 2 veces el rendimiento que pagan las Lebac a 90 días, tope que variaba según el tipo de banco y el tipo de préstamo. Para los 31 bancos más grandes del sistema –los que poseen más del 1 por ciento del total de los depósitos– el techo de tasas era de 1,25 con relación al rendimiento de las Lebacs por sus préstamos prendarios y 1,45 para sus préstamos personales, mientras que para el resto de las entidades –que enfrentan mayores riesgos crediticios y costos de fondeo más altos– esa proporción se elevaba a 1,40 para prestamos prendarios y 1,8 para los personales. A su vez, para que los bancos no intenten compensar la disminución de la ganancia que les causaba el techo de tasas con aumentos a cargos y comisiones, el Central complementó el tope con la Comunicación A 5591, que obligó a las entidades a solicitar por nota la autorización del ente regulador para aumentar esos costos. Ahora, en cambio, el Banco Central estableció que las tasas de interés se deben concertar “libremente” entre las entidades financieras y sus clientes, situación que en los hechos derivó en una mayor ganancia para los bancos al elevar la brecha entre el interés que pagan por los depósitos y el que cobran por los préstamos.
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