Vie 04.03.2016

ECONOMíA  › LA CAIDA DEL PBI EN BRASIL FUE DEL 3,8 POR CIENTO EL AÑO PASADO

Recesión en territorio vecino

Los datos oficiales reflejan una caída mayor a la esperada. El recorte de inversiones de Petrobras no fue ajeno al resultado. La política de ajuste económico, la devaluación y las altas tasas deprimieron la demanda interna.

La economía brasileña se contrajo en un 3,8 por ciento en 2015, sufriendo así su mayor retroceso en un cuarto de siglo. Los datos oficiales, divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), resultaron peores que la proyección que tenía el sistema financiero (baja del 3,7 por ciento), que a su vez anticipó un retroceso del 3,5 por ciento para el año 2016. De verificarse este segundo año de caída del producto superior al tres por ciento –lo cual es más que probable–, se trataría de la más baja performance registrada desde el año 1930.

La delicada situación de Brasil, la séptima economía del mundo, viene envuelta en un panorama de desaceleración persistente desde el inicio de la década actual, agravada por la crisis de la empresa Petrobras. La expansión registrada durante el último mandato de Luiz Inácio Lula Da Silva tuvo su punto más alto en su último año de gestión, 2010, con un crecimiento del PBI del 7,6 por ciento. La llegada al gobierno de su sucesora, Dilma Rousseff, también al frente de una coalición encabezada por el Partido de los Trabajadores, marcó el inicio de la declinación. De una expansión del 3,9 por ciento en 2011, Brasil descendió su ritmo de crecimiento hasta el 0,1 por ciento de 2014. En 2015, con el inicio de su segundo mandato, Dilma vio pasar la economía brasileña del estancamiento a la recesión.

El retroceso afectó prácticamente a todos los sectores de la economía, ya que sólo la actividad agropecuaria se mantuvo al margen, con un crecimiento del 1,8 por ciento según el IBGE. La industria se desplomó 6,2 por ciento, la construcción el 7,6, el sector Servicios perdió 2,7 por ciento y el comercio el 8,9.

Del lado de la demanda, el consumo de las familias, en otro momento uno de los principales motores de la economía brasileña, cedió un 4 por ciento. La devaluación del real frente al dólar –acumuló 48,3 por ciento a lo largo de 2015– y la elevación de las tasas de interés –que alcanzaron el 14,25 por ciento, frente a una inflación del 10,7 por ciento– fueron factores centrales en el desaliento a la demanda interna. Por otra parte, analistas privados señalan que la política de ajuste definida desde la conducción económica impulsaron una caída del salario real del 7 por ciento con respecto a 2014.

Las consecuencias sociales del ajuste y la recesión no han sido menores. Se calcula que en el último año se perdieron 800 mil empleos. La política económica impulsada por Joachim Levy a lo largo de 2015 llevó a una profundización de la fragmentación social, que quedó de manifiesto en las protestas en las calles, donde la población de clase media demandaba contra el gobierno en reclamo de sus derechos ciudadanos, pero desentendiéndose de la suerte de la clase obrera; y ésta, a su vez, confrontaba con las patronales aislada del resto de la sociedad.

El otro factor determinante de la crisis de la economía brasileña ha sido la situación de Petrobras. Un reciente análisis de Amilcar Salas Oroño (Celag) sobre este fenómeno, la conexión entre la situación de la petrolera y la contracción brasileña, señala que con una retracción de las inversiones de Petrobras en casi un 40 por ciento en 2015 con respecto al año anterior, el efecto negativo sobre el PBI llega a casi el dos por ciento. Esa sería la consecuencia de las obras no realizadas y los efectos indirectos de la retracción sobre empresas subsidiarias y proveedores relacionados con el sector. Según los comentarios que recoge el mencionado análisis, “este giro de Petrobras tuvo una consecuencia mayor sobre el achicamiento de la economía que las propias medidas recaudatorias del ajuste promovido por Levy”. Teniendo en cuenta que la petrolera estatal fue responsable por el 8,8 por ciento de las inversiones totales del país en el lustro 2010/2014, el impacto del recorte en sus gastos no puede ser ajeno a los resultados en las cuentas nacionales.

El 18 de diciembre pasado, Nelson Barbosa, hasta entonces ministro de Planeamiento, reemplazó a Levy al frente de la cartera de Hacienda. Ayer, a través de un comunicado, la cartera económica atribuyó la caída del PBI al descenso del precios de las materias primas, a la crisis hídrica que sufrió el país el año pasado y también incluyó la política de desinversiones adoptado por Petrobras. “El gobierno ha adoptado todas las acciones necesarias para recuperar la economía; en cuanto las medidas produzcan efecto, será posible retomar el crecimiento”, lo que en la perspectiva oficial ocurriría en el cuarto trimestre de este año.

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