Una de las medidas económicas de mayor impacto adoptada ayer en la cumbre del Mercosur fue la de prolongar el régimen que le permite a la Argentina importar bienes de capital con arancel cero, diferenciándose de su principal socio en el bloque. Brasil, por su parte, seguirá amparando la producción en este rubro con un gravamen del 14 por ciento, lo que desnuda uno de los tantos inconvenientes para acelerar una zona de libre comercio en la región.
La decisión, celebrada ayer por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, sugiere que en el terreno económico hay también una versión light del acuerdo. Al menos en lo que se refiere a bienes de capital, habrá regímenes diferentes para cada uno de los socios, ya que mientras Argentina continuará con la compra desde el exterior libre de todo impuesto por dos años, Paraguay y Brasil prorrogarán sus bajos aranceles por la próxima década.
“Esto afianza la institucionalidad del Mercosur”, se entusiasmó Lavagna, para quien esta prerrogativa es un elemento clave para facilitar el equipamiento de la industria local, encarecido tras la devaluación. Esta prerrogativa resulta vital para no abortar el proceso de incipiente reactivación que se esboza en Argentina, básicamente alentado por el proceso de sustitución de importaciones. De hecho, entre enero y agosto de este año, la importación de bienes de capital aumentó un 60 por ciento.
Brasil, por el contrario, es productor y exportador de esos bienes, razón por la que prefiere sostener la protección sobre ellos. Del mismo modo que ampara los productos informáticos, industria en la que tiene un desarrollo relativo importante en la región.
Estas son sólo algunas de las diferencias internas en el Mercosur, en particular entre Argentina y Brasil. La cumbre de ayer puso sólo una pausa a las activas negociaciones entre ambos países en el seno de la comisión bilateral para la solución de problemas comerciales, donde se buscan acuerdos sobre textiles, maquinarias agrícolas línea blanca, calzados o muebles, según las preocupaciones argentinas. Pero también se discute sobre el trigo premezcla y el régimen automotor, de acuerdo con lo que preocupa a Brasil.