La compañía italiana Parmalat, un gigante mundial de la alimentación que también está en la Argentina, atraviesa una situación crítica que podría desembocar en su desaparición. La acción de la compañía se derrumbó ayer un 66 por ciento en la Bolsa de Milán luego de que se conoció un nuevo escándalo, que se sumó a otros que vienen sacudiendo a la opinión pública italiana en las últimas semanas. La acción cerró a 30 centavos de euro, frente a los 2,2 euros del viernes 5.
La calificadora Standard & Poor’s situó los títulos de Parmalat en el nivel más bajo, el D, que equivale a riesgo de default. Frente a esta situación de extrema gravedad, los ejecutivos de la empresa decidieron solicitar una acción judicial de insolvencia, pero que asegure la continuidad de la firma.
Parmalat tiene 37.000 trabajadores en todas sus plantas alrededor del mundo, factura 7500 millones de euros anuales y arrastra una deuda de más de 6000 millones. En la Argentina desembarcó en 1992 con la compra de la empresa La Vascongada. Después, en 1995, levantó una importante planta industrial en Pilar y cuatro años más tarde siguió su expansión con la adquisición de la empresa Lactona, dueña de las marcas Gándara, Yogurbelt y Saavedra. Además de esas marcas, la empresa comercializa leches, quesos y yogures con el nombre Parmalat, los postres Sandy y Fity y el dulce de leche Chascomús.
El último dolor de cabeza para la compañía fue la denuncia que hizo el Bank of America desconociendo un documento que avalaba la liquidez de títulos de una de sus filiales, Bonlat, por casi 4000 millones de euros. Es decir, el banco desconoce que la empresa cuente con ese dinero. Esto se sumó a una mala inversión financiera en un fondo radicado en las Islas Caimán, que le hizo perder otros 400 millones. En medio de esa situación, la empresa no pudo cancelar una deuda por 150 millones de euros, a pesar de que la cifra debería ser fácilmente asumible para un grupo que factura miles de millones de euros al año.
La empresa, de la tradicional familia Tanzi, quedó ahora bajo administración de un experto en rescate de empresas en crisis, Enrico Bondi, quien ayer casi es desplazado de su cargo. Finalmente eso no ocurrió, y la firma decidió iniciar una acción judicial para una posible declaración de insolvencia, para que tutele la continuidad de la empresa.