Vie 15.04.2016

ECONOMíA  › EL FMI, ASUSTADO POR LOS EFECTOS DE SU PROPIA RECETA EN BRASIL

“Soplan vientos muy fríos”

Según Christine Lagarde, “la situación económica es muy preocupante”. A comienzos de 2015 había felicitado al entonces ministro Joaquim Levy por el violento recorte fiscal, suba de tasas y devaluación que estaba llevando a cabo.

› Por Federico Kucher

“Soplan vientos muy fríos en Brasil. La situación económica es muy preocupante”, dijo ayer la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. La funcionaria se había reunido a comienzos de 2015 con el entonces ministro de Hacienda brasileño, Joaquim Levy, para felicitarlo por el anuncio de un plan de ajuste con recorte fiscal, suba de tasas de interés y devaluación de la moneda. Este programa de corte ortodoxo, que se informó ante la sociedad como la única manera de recomponer el crecimiento en el corto plazo, terminó provocando una situación de fuerte estancamiento, con aumento del desempleo, caída de la actividad industrial y aceleración de la inflación. Brasil anotó en 2015 la peor performance económica de las últimas décadas y este año la crisis sigue con un avance de las tensiones políticas y sociales. El plan que la titular del Fondo festejó en su momento tiene características casi idénticas a las medidas aplicadas en los últimos meses en la Argentina.

“Tenemos crecimiento global y no hay crisis. Varios países crecen a una tasa robusta, pero el riesgo a la baja está latente. En particular, los países emergentes deben mirar con atención la inflación y la alta deuda corporativa”, dijo Lagarde. La funcionaria remarcó que “la situación de Brasil es muy preocupante en términos de desocupación, precios y crecimiento. Esperamos que desaparezca la incertidumbre”. El año pasado, el mercado interno brasileño marcó un caída del 3,8 por ciento, al tiempo que se estima que el PBI podría anotar otra merma de alrededor del 4 por ciento este año. Estas tensiones fueron potenciadas por el plan de ajuste lanzado a comienzos de 2015 y celebrado por el propio Fondo Monetario Internacional.

“El ajuste es necesario porque hicimos frente con éxito a la crisis mundial desde 2008, pero usamos muchos recursos que hoy ya no tenemos. Por eso hay que hacer el ajuste rápido para volver a crecer rápido”, había dicho Joaquim Levy al momento del lanzamiento de las medidas de ajuste ortodoxo. “Tenemos plena convicción de que una vez superada la volatilidad en el plano tanto económico como político, la recuperación será muy rápida”, reafirmaba. A finales de mayo de 2015, Lagarde visitó Brasil para reunirse con el ministro de Economía y aplaudir este esfuerzo por avanzar en un plan de recorte del gasto público por 26.500 millones de dólares. “La austeridad fiscal es la base necesaria para financiar programas sociales, van juntos, van de la mano. Las personas que más sufren por la indisciplina fiscal son los pobres”, resumió la titular del Fondo tras el encuentro con el equipo económico brasileño.

Con el correr de los meses, el programa de ajuste aplicado en Brasil –en donde no sólo se anunciaron recortes presupuestarios sino que se decidió incrementar la tasa de interés y depreciar el tipo de cambio– intensificó las distorsiones económicas y generó tierra fértil para que sectores conservadores de la sociedad avancen en los reclamos para destituir a la presidenta Dilma Rousseff. A finales de 2015, Levy fue reemplazado por el economista Nelson Barbosa, con perfil desarrollista y reticente a continuar con las propuestas de ajuste del gasto público. El Fondo Monetario dio su veredicto respecto del nuevo funcionario. “La recesión en Brasil es fruto de una confluencia de factores entre los que se destaca la debilidad de la confianza que viene del retraso en el ajuste fiscal”, planteó Lagarde.

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