Mar 12.07.2016

ECONOMíA  › PRAT-GAY HACE LO QUE ANTES CRITICABA DEL KIRCHNERISMO

Pagar con reservas

El ministro de Finanzas y el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, cuestionaban el desendeudamiento del anterior gobierno. Ahora utilizan la misma herramienta para cancelar deudas.

› Por Tomás Lukin

Como ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay recurre a las mismas herramientas de política económica que rechazó a lo largo de los últimos cinco años. La firma del funcionario cierra el decreto 834 con el que el Gobierno anunció el uso de 3952 millones de dólares de las reservas del Banco Central para cancelar los vencimientos de deuda con organismos multilaterales de crédito durante el 2016.

Contra la narrativa oficial que demoniza el financiamiento entre organismos del sector público, el texto publicado ayer en el Boletín Oficial destaca que los dólares del BCRA permitirán “disminuir los costos de endeudamiento público”. A cambio de los fondos, el Tesoro le entregará a la autoridad monetaria Letras intransferibles a diez años. Esos “papelitos” son el mismo instrumento cuestionado por las autoridades del Palacio de Hacienda que recibió el BCRA al financiar la cancelación anticipada de la deuda con el FMI en 2006 y en cada edición del Fondo para el Desendeudamiento Argentino desde 2010.

“Se considera oportuno renovar los mecanismos conducentes al pago de los vencimientos con organismos financieros internacionales y de deuda externa oficial bilateral correspondientes al presente ejercicio fiscal mediante la aplicación de reservas de libre disponibilidad”, sostiene el decreto que valida el mecanismo utilizado durante el kirchnerismo para financiar la política de desendeudamiento cuestionado por los principales exponentes del establishment local.

La autoridad monetaria cuenta hoy con 33.636 millones de dólares de reservas internacionales. La entidad que preside Federico Sturzenegger todavía debe aprobar el uso de sus reservas de “libre disponibilidad”. Aunque el año pasado, el actual banquero central denunció a sus antecesores por recurrir a esa misma herramienta que describió como “una práctica que deja abierta la puerta a una emisión monetaria sin límites, con lo que la sociedad queda expuesta a una inflación creciente”. Se descarta que el directorio acompañará la decisión de Prat-Gay.

A diferencia del período 2003-2015, el uso de reservas para cancelar pasivos con instituciones como el Banco Mundial se conjuga con la puesta en marcha de un nuevo ciclo de endeudamiento externo. Un informe del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala advierte que en sus primeros seis meses de gestión, Prat-Gay incrementó la deuda un 17 por ciento en dólares. De la mano del pago a los fondos buitre, la colocación de letras del Tesoro y el crédito de corto plazo solicitado por el Banco Central pasó de 160.000 a 187.000 millones de dólares. La magnitud del incremento en los pasivos externos del país es la más relevante para un período tan breve de tiempo desde 1994.

Recurrir al financiamiento externo para obtener divisas es una alternativa válida y necesaria. No obstante, la historia argentina evidencia que avanzar indiscriminadamente sin un marco regulatorio que oriente y administre esos flujos amplifica la vulnerabilidad del país al convertirse en un canal para la fuga de capitales.

“En ningún país del mundo se paga deuda con reservas sino que se refinancia. Acá se patinan las reservas en los acreedores externos, es la hipocresía del relato”, afirmó Prat-Gay en 2013. Entonces se desempeñaba como diputado por la Coalición Cívica y cuestionaba la decisión del Gobierno de utilizar los dólares del BCRA para pagar vencimientos de deuda externa. El ex directivo del banco JP Morgan en Londres mantuvo sus expresiones de desprecio a la política de desendeudamiento implementada por el kirchnerismo incluso durante sus primeros meses de gestión cuando anunció la conversión de un paquete de pasivos intransferibles intrasector público en deuda externa con mayor tasa de interés pasible de ser colocada en el mercado.

El 3 de enero pasado vencieron letras intransferibles del Tesoro en poder del Banco Central por 9530 millones de dólares. Los papeles habían sido entregados hace diez años al BCRA para instrumentar el pago anticipado de los pasivos con el Fondo. El Presupuesto 2016 contemplaba refinanciar ese instrumento con uno similar. En cambio, el Tesoro acordó transferir a la autoridad monetaria una combinación de nuevas emisiones de Bonar 2022, Bonar 2025 y Bonar 2027 por la suma total. Al justificar aquella operación el nuevo equipo económico destacaba como la tenencia de esos instrumentos en el balance del BCRA representaba una pérdida de ingresos por las bajas tasas de interés en dólares pagadas por el Tesoro.

La Letra intransferible que recibirá este año el organismo presidido por Sturzenegger exhibe las mismas condiciones que aquella recibida por la entidad hace una década: “Devengará una tasa de interés igual a la que devenguen las reservas internacionales del BCRA y hasta un máximo de la tasa LIBO anual menos 1 punto porcentual”. Una legitimación para la política de desendeudamiento implementada durante el kirchnerismo que lleva las firmas de Prat-Gay, el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, y la vicepresidenta, Gabriela Michetti.

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