Mañana será el banderazo de largada en la renegociación de la deuda con los acreedores. La primera en concurrir al Palacio de Hacienda será la Unión de AFJP, agrupación que reúne a las compañías de jubilación privada. Ese mismo día será el turno de dos grupos de bonistas locales: la Asociación de Ahorristas de la República Argentina y la Asociación de Damnificados por la Pesificación y el Default. Entre las tres agrupaciones acreditan títulos de la deuda en default por 38.000 millones de dólares. Al informar sobre estas reuniones, el ministro Lavagna confirmó que la idea oficial es consensuar una propuesta para los acreedores “entre finales de mayo y junio”.
Los detalles de la oferta de Dubai se darán a conocer una vez que Economía los consensúe con el sindicato de bancos. Ayer, un grupo de diputados salió al cruce del decreto que conformó ese sindicato. Los legisladores Mario Cafiero, Luis Zamora, Patricia Walsh, Claudio Lozano, Héctor Polino, Eduardo Macaluse y Alicia Castro consideraron “ilegal” esa disposición. A pesar de provenir de distintos partidos políticos, los diputados coincidieron en la irregularidad en la contratación de los bancos Merrill Lynch, Barclays y la Unión de Bancos Suizos. Puntualmente, reclamaron la nulidad de las medidas “que prorrogan la jurisdicción y sujetan a la Argentina a las decisiones de la Justicia extranjera”. Según ellos, “el Parlamento es el único que puede decidir la prórroga de la jurisdicción, tal como lo establece la Constitución en su artículo 75”.
Desde el otro lado del mostrador, Anne Krueger volvió a lanzar frases para la polémica. Ayer, frente a un grupo de alumnos de la Universidad de Nueva York, dijo que la Argentina debió profundizar el ajuste durante los años ‘90. Consideró, por ejemplo, que hubo “escasos” avances en materia de flexibilización laboral. “Esas mejoras no llegaron lejos”, sostuvo, durante un discurso sin referencias autocríticas al desempeño del Fondo Monetario. Nada dijo que, por entonces, el organismo consideraba que el modelo argentino era el que debía imitarse.
La titular del FMI opinó que “la impresionante performance (en el principio de la convertibilidad) enmascaró debilidades estructurales que no se confrontaron: está claro que el impacto de la crisis podría haberse mitigado si el programa original de reformas hubiera sido más ambicioso”, refrendó Krueger.