Un estudio del Grupo Sophía demuestra que la tarifa social –un precio diferencial para los usuarios de menor consumo– sólo beneficiaría a un pequeño puñado de consumidores, ya que el grueso de la población de menores recursos no puede pagar la prestación o no tiene acceso a las redes de gas, luz, agua y cloaca. Según el texto, hasta que no se universalice el acceso a esas prestaciones básicas, el régimen de tarifa social aprobado por el Congreso no es mucho más que un gesto de buena voluntad. El mismo trabajo recuerda que gran parte de la población de escasos recursos hoy utiliza garrafas, seis veces más caro que por red, y una alta proporción de usuarios bonaerenses conectados a red de gas natural quedaron sin servicio por falta de pago.