Jue 25.03.2004

ECONOMíA  › ALFONSO PRAT GAY ANTICIPA UNA ESCALADA EN LOS INDICES DE PRECIOS

Los precios otra vez en la agenda

El responsable de la política monetaria estimó que el arrastre de los últimos aumentos de precios le pone un piso a la inflación de este año del 5 al 6 por ciento. Y todavía faltan las tarifas.

› Por Claudio Zlotnik

Primero aceptó que la inflación es el gran dilema que enfrenta este año. Luego admitió que existen “ajustes de precios rezagados”. “No nos podemos engañar”, dijo. Alfonso Prat Gay, presidente del Banco Central, aprovechó el marco de un almuerzo organizado por la Fundación Mediterránea para transmitir que las últimas subas de precios (cigarrillos, taxis, carne) tendrán impacto en el índice de los próximos meses. Estimó que, con los aumentos que ya se dieron, la inflación de este año tiene un piso de entre 5 y 6 por ciento. “No estoy preocupado. Pero todavía no podemos afirmar que la guerra ya está ganada”, concluyó el funcionario.
Prat Gay señaló que entre febrero de 2003 y el mismo mes de este año, la inflación minorista resultó del 2,3 por ciento. Y estimó que, dadas las últimas subas, habrá un salto interanual hasta el 4 o 4,5 por ciento. Dijo que ello ocurrirá durante el segundo trimestre.
El jefe del Central fue el invitado a los habituales almuerzos organizados por la Fundación Mediterránea. Frente a él había empresarios, pero también algunos de los técnicos que respaldaron sin condiciones la convertibilidad. Durante la primera parte de la alocución, Prat Gay fue muy crítico del uno a uno. La audiencia lo escuchó en silencio.
Prat Gay utilizó buena parte de su discurso para analizar la situación “inédita” por la que atraviesa la Argentina: baja inflación con tipo de cambio libre. Y si bien se definió como despreocupado por el porvenir de los precios, lo cierto es que tras los aumentos de algunos alimentos y servicios sabe que la lupa estará puesta sobre el desempeño de la autoridad monetaria. De hecho, aceptó que uno de sus principales “desafíos” será “distinguir entre los aumentos permanentes de los transitorios”. “Debemos tener las antenas paradas”, graficó.
Para dar cuenta de la importancia del asunto, y de cómo se prepara el Central, mencionó que se está elaborando una “tasa de interés de referencia”, que les servirá a los empresarios, inversores y consumidores para tomar buenas decisiones.
El discurso del banquero central dio pistas de que la inflación está de regreso como uno de los temas centrales de la economía. No tanto por las subas que se dieron en las últimas semanas, sino por aquellas que podrían sucederse en el futuro cercano. La actual crisis energética no escapa a la cuestión de los precios y podría ser la antesala de inminentes aumentos de los servicios públicos, con impacto probable sobre el resto de la economía.
Desde que asumió, Prat Gay hizo girar su gestión en torno de las perspectivas inflacionarias. Su argumento es que así preserva el valor de la moneda y, por lo tanto, se resguarda el ingreso de los trabajadores. Este modelo, que toma a la evolución de los precios como el eje central de la política monetaria, se conoce con el nombre de “metas de inflación”, un esquema que es criticado –por ortodoxo– por diversos economistas, incluso por algunos cercanos al ministro Lavagna. Ayer, Prat Gay les contestó: desligó la introducción de ese sistema al hecho de que estuviera “de moda” a nivel internacional. “Es volver a las fuentes”, sintetizó, luego de citar un texto que Keynes escribió 80 años atrás defendiendo el valor positivo de una moneda propia sana.
Al momento de las preguntas de los asistentes, Prat Gay evitó responder sobre el futuro de la cotización del dólar. “No tenemos un objetivo de tipo de cambio”, aseveró. E insistió en que hay un objetivo monetario anclado en las expectativas inflacionarias.
A pesar de que frente a él estaban sentado un centenar de especialistas, el banquero evitó los tecnicismos. Frente a los que defendieron la convertibilidad prefirió hacer una fuerte defensa de la política monetaria activa. Algo que no ocurrió durante aquella década. Y en otros momentos se dio permiso para ofrecer un perfil más político. Como cuando repitió, en un par de oportunidades, que la política monetaria que aplicará debe servir “para dar más bienestar a la gente”. Y cuando, hacia el final, contó que sufría noches de insomnio, “obligado” a encontrar la fórmula para tener “una moneda propia y sana”.

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