Dom 23.05.2004

ECONOMíA  › ELOGIOS DE LA UIA AL GOBIERNO EN LA REUNION DEL CALAFATE

El cálido abrazo de los industriales

La oposición interna a la conducción de la Unión Industrial le dio el gusto al Gobierno y repartió elogios encendidos en un seminario con políticos presentes. “Hay que defender a muerte este modelo económico”, se entusiasmó De Mendiguren.

› Por David Cufré

Desde El Calafate

“Hay que defender a muerte este modelo económico.” José Ignacio De Mendiguren regresó al primer plano de la actividad política con una definición categórica, como fue siempre su estilo. “Cómo no vamos a ser optimistas –dijo en otro momento–, si los problemas que tenemos son los de la agenda del crecimiento.” El ex ministro de la Producción de Eduardo Duhalde respondió con esas palabras a la expectativa del Gobierno, que estaba esperando la intervención de los industriales en su favor. De Mendiguren disertó ayer en el cierre de un seminario organizado por la línea opositora de la Unión Industrial Argentina en esta ciudad. Julio De Vido fue la máxima autoridad política presente. En su discurso, posterior al del dirigente fabril, el ministro agradeció el apoyo, pero de todos modos reclamó al auditorio que “reiteren más que nunca el compromiso con el modelo de producción que se está gestando”.
El Gobierno venía acumulando fastidio con los empresarios de la producción, en particular con los industriales, porque en lugar de defender su política económica, muchos de ellos pusieron el acento en los problemas energéticos y en los riesgos de una crisis brasileña. Una muestra de ese descontento fue que Néstor Kirchner y Roberto Lavagna desistieron a último momento de participar de la convención. El jefe de Economía planteó su malestar en un almuerzo la última semana con Paolo Rocca, presidente de Techint, el grupo económico más poderoso del país, y con Luis Pagani, titular de Arcor, la mayor empresa nacional de alimentación.
Pagani es además presidente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que reúne a las más grandes compañías. Su reciente alianza con Rocca –ambos enfrentados a la conducción oficial de la UIA– lo llevó a viajar hasta El Calafate. Y al momento de explicitar su posición respecto del Gobierno, el industrial valoró su actitud en favor de “reconstruir un tejido industrial, que había quedado muy reducido” tras diez años de convertibilidad. Curiosamente, Pagani fue uno de los sostenes de Domingo Cavallo desde la Fundación Mediterránea.
Ante la consulta de si se terminó “el viento de cola”, como expresan algunos analistas en virtud de los cambios –desfavorables– en el escenario internacional, Pagani afirmó que “yo no soy alarmista”. “A mediados de 2002 –agregó– nadie esperaba los índices de crecimiento que se dieron en 2003 y en lo que va de 2004. Si por una causa circunstancial la industria cayó uno o dos puntos el mes pasado no debe interpretarse como una luz roja ni nada por el estilo. Las cosas hay que mirarlas a largo plazo”, completó.
Esas consideraciones dejaron a Pagani del lado de los que apoyan “el nuevo camino”, según lo definió De Vido. El eje de su discurso, que clausuró la conferencia, fue diferenciar entre aquellos que acompañan y aquellos que critican –por derecha– al Gobierno. “Hoy hay dos caminos”, afirmó. “Uno es el que nos permitirá consolidar lo hecho hasta el momento. El otro nos llevará a repetir las frustraciones de los ’90”, interpretó. Con ese diagnóstico, De Vido pidió a los industriales que estén atentos porque “cada pequeño gesto termina aportando mucho en una u otra dirección”. Para el titular de Planificación, los sectores liberales tienen “una intención muy destructora” que pretende afectar el proceso económico, y por eso resaltan los problemas internacionales y hablan del “crecimiento cero”.
Una hora antes del discurso de De Vido, De Mendiguren había orientado sus palabras en la misma dirección. Fue su reaparición en un evento político empresario significativo. Lo escuchaban cerca de doscientos industriales, representantes de cámaras y sectores variados, y media docena de secretarios de Estado, además de De Vido y del presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior, Arnaldo Bocco. “Estoy emocionado”, arrancó, logrando que se hiciera un silencio expectante. “Estamos juntos, nosotros y el sector público, creciendo como nadie imaginó hace dos años”, remató, en una tácita autorreivindicación por haber defendido la devaluación en aquel momento.
De allí en más, De Mendiguren encadenó dos o tres ideas simples, pero muy aplaudidas: “Hoy tenemos problemas de energía porque estamos creciendo. Yo me pregunto, ¿para qué queríamos la energía en 2001 si no le podíamos vender nada a nadie?”. “Queremos crecer –dijo después–, pero no cualquier crecimiento, queremos crecer con inclusión e integrando territorialmente al país.” “A la Argentina la saca la producción. Hay que defender a muerte este modelo económico”, terminó, ganándose el reconocimiento de De Vido.

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