ECONOMíA
› PREGUNTAS: ¿CUANTO DEBE? ¿COMO PAGA?
Otro modo de negociar
Tal como anticipó Página/12, el Gobierno busca la manera de flexibilizar la oferta a los acreedores, sin parecer más blando.
Por M. M.
En el reportaje concedido a Página/12 el domingo último, Néstor Kirchner dijo: “Nosotros estamos discutiendo una quita del 75 por ciento de la deuda. Sea a valor nominal o a valor presente, se trata de un frente de negociación muy fuerte”. Así, por primera vez, el Presidente admitió que el Gobierno podría moderar la poda a los acreedores privados, al considerar el recorte del 75 en “valor presente”, y no en “valor nominal”. No es un problema semántico, cualquiera con nociones de finanzas sabe que ambas cosas son completamente diferentes. Página/12 había anticipado que Lavagna evaluaba esa posibilidad para destrabar la negociación, pero tanto el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, como el propio Presidente hasta ahora lo negaban.
La propuesta argentina presentada en Dubai se refiere explícitamente a una quita en el valor nominal del stock de la deuda, es decir en el capital. El 4 de marzo pasado, Lavagna afirmó al diario inglés Financial Times que la quita sería “de alrededor del 75 por ciento en términos del valor presente neto”. En boca de un economista del status del ministro, quien además se preocupa en cada reportaje por escoger las palabras con la paciencia de un orfebre, la declaración fue tomada por los acreedores como una primera señal de flexibilización de la postura oficial. Días antes, este diario había publicado que en el Ministerio de Economía analizaba una oferta de quita del 75 por ciento “valor presente”, lo cual atenuaría sustancialmente la pérdida de capital que deberían aceptar los acreedores.
Sin embargo, hasta el domingo último, el “ala política” del Gobierno siempre insistió en que los términos de la negociación eran los de la propuesta original de Dubai.
Veamos la diferencia entre una quita del 75 por ciento en el valor nominal de la deuda o una poda del 75 por ciento en el valor presente. Supongamos que toda la deuda en default vale U$S 100. Una quita nominal del 75 por ciento significa que uno pasaría a deber U$S 25. Luego hay que negociar los términos de pago: la tasa de interés y el esquema temporal para cumplir con intereses y amortizaciones. Pero la poda en el capital de la deuda no deja abierta ninguna puerta de negociación: será del 75 por ciento.
Dicho de otro modo, el Gobierno había dado en Dubai una respuesta categórica a la primera pregunta clave de toda renegociación: ¿Cuánto debe? La segunda pregunta había quedado abierta: ¿Cómo paga? Es decir, ¿en qué período, a qué tasa? Era empezar jugando muy fuerte, porque era evidente que los límites a la segunda respuesta los imponía la realidad: la escasa capacidad de pago del Estado argentino en el corto y mediano plazo.
Hoy el Gobierno parece relativizar la primera pregunta, para concentrarse en la segunda. Porque justamente, el “valor presente” de la deuda depende de la forma en que se pague: plazos, tasa, riesgo asociado.
Cien dólares saldados en 30 años valen menos que pagados en 20, o en 10, o prometidos para mañana. ¿Cuánto valen hoy 100 dólares abonados en 30 años? Es lo que intenta medir el concepto de “valor presente”, el cual dependerá, obviamente, de las condiciones de pago en general, y del costo de oportunidad (tasa de descuento) para el acreedor de no tener el dinero invertido en otra cosa.
Este cambio en la actitud del Gobierno le permite reabrir los canales de negociación con los acreedores. Con la ventaja de que, simultáneamente, podría mantener la promesa de una quita en la deuda del 75 por ciento... en valor presente. Por caso, esa fórmula es compatible (a una tasa de descuento del 10%) con un recorte en el capital de la deuda de “sólo” el 40 por ciento, a pagar a 30 años (a partir de los últimos 10), oblando una tasa de interés anual del 3 por ciento.