ECONOMíA
› LLEGA MAÑANA PARA REUNIRSE CON KIRCHNER Y LAVAGNA
Rato no baja las banderas
El acuerdo con el FMI está suspendido, pero su titular no perderá la oportunidad de presionar durante su paso por la Argentina. Las expectativas del Gobierno ante la rápida visita del español.
› Por Claudio Scaletta
Mañana, Rodrigo Rato, el director gerente del FMI, llegará a la Argentina y se reunirá con Néstor Kirchner y Roberto Lavagna. La agenda será la misma que llevó a la suspensión, en julio, de la tercera revisión del acuerdo: aumento de tarifas, compensaciones a los bancos y, en particular, más dinero para los acreedores privados y ajuste en las provincias. El punto clave, sin embargo, será mantener de hecho la continuidad del acuerdo stand by. Para quienes siguen de cerca el funcionamiento del Fondo, Rato intentará mostrar quién está al frente de las negociaciones más delicadas. También que el FMI no baja las banderas y que los acreedores están al tanto del inmenso superávit primario de los primeros siete meses del año.
Algunos sostienen que la ventaja de Rato es que no hará falta traductor en su comunicación con el Presidente. Agregan que mientras estuvo al frente de la economía española siempre apoyó, dentro del FMI, votos a favor de la Argentina. Según las mismas fuentes, el dato positivo es que, por su experiencia, “realmente conoce el caso argentino” y que su visita reflejaría la preocupación que existe entre los acreedores acerca de que la actual suspensión del acuerdo se transforme en ruptura. Desde esta óptica, Rato se encontraría con Kirchner para buscar una suerte de reconciliación. También, como afirma la fórmula de rigor en estos casos, para conocer “cara a cara” la visión del Gobierno sobre lo que el FMI considera los “problemas fundamentales” de la economía local.
Pero algunos datos acerca del titular del Fondo no deberían desdeñarse al momento de considerar su carácter de “amigo de la Argentina”. Rato fue el ministro de Economía de un gobierno conservador, el del Partido Popular. La ideología económica del conservadurismo, aquí y en el mundo, es la ortodoxia, léase neoliberalismo. Su conocimiento de la realidad argentina es por haber tratado con gobiernos locales también “liberales” en lo económico, relación cuya especificidad fue la defensa de los intereses de las empresas de su país, un amplio espectro de bancos y privatizadas beneficiadas por el régimen de convertibilidad, por cuyo mantenimiento abogaron hasta lo imposible. Banquero de familia de banqueros, llegó a la cima del FMI por su funcionalidad con el poder financiero internacional, del que el Fondo es representación acabada.
Así, los intereses por los que Rato abogará esta semana se encuentran, al igual que él mismo, un piso más arriba de aquellos que alguna vez debió defender. Ya no son sólo las tarifas de las privatizadas españolas y las compensaciones a los bancos peninsulares sino las tarifas y las compensaciones en sentido genérico, pero con el inconfundible sello del G-7.
La versión oficial es que en su visita Rato buscará reencaminar el acuerdo suspendido. En realidad, no son pocas las fuentes que confirman que la suspensión del acuerdo fue en realidad un acuerdo tácito; la única salida para evitar la incómoda interferencia del organismo en la renegociación de la parte de la deuda en default. De hecho, el acuerdo no está caído sino suspendido.
La Argentina está lejos de plantear “desconexión” alguna con el sistema financiero internacional. Sobre los alrededor de 2500 millones de dólares de vencimientos que existen hasta fin de año, el Gobierno planea pagar 1500 millones y prorrogar por un año los 1000 millones restantes, postergación habilitada por la categoría de los créditos. La concesión de máxima a la que aspiran en el Ministerio de Economía se limita a conseguir algún tipo de compromiso de Rato para que los pagos realizados durante este año sean reintegrados el próximo, cuando el acuerdo se retome.
En pocas palabras, se trata de que el acuerdo stand by siga de hecho, mientras la Argentina continúa haciendo frente a sus pagos y, también, avanzando con el resto de la agenda. Prueba de ello, además de la continuidad de los pagos, son el aumento en las tarifas eléctricas conocido la semana pasada y el envío del nuevo Marco Regulatorio para los servicios públicos. No obstante, la situación de las privatizadas se encuentra todavía lejos de estar resuelta. Aunque con ganancias operativas, las endeudadas filiales argentinas son todavía un dolor de cabeza para los accionistas en los países de origen. Es probable que la agenda del titular del Fondo incluya la discusión del marco en el que continuarán operando las privatizadas.
La razón de la visita personal se explica también por algunos datos extra. Rato proviene de un gobierno desplazado. Un gobierno que funcionó dentro de la Unión Europea como apéndice de la política de George Bush y cuya retirada estuvo directamente ligada a la tragedia del 11 de marzo. En su nuevo trabajo tiene, además, a Anne Krueger como segunda. La Argentina, junto con Brasil, es uno de los principales deudores del organismo. En su gira sudamericana, Rato necesita demostrar con hechos, como ponerse al frente de las negociaciones más delicadas, que el número uno es él. La Argentina, junto con Uruguay, será su ocupación sólo por mañana. El miércoles y el jueves estará en Chile, donde participará de la cumbre de las naciones del Asia-Pacífico. El viernes será el turno del nuevo alumno ejemplar, Brasil.