ECONOMíA
› LAVAGNA SE FUE DE LA UNIDAD
RENEGOCIADORA DE CONTRATOS Y PROPUSO SU DISOLUCION
Cambio de cara para enfrentar a privatizadas
El ministro de Economía objetó el funcionamiento del organismo que comparte con Planificación, en un tiro por elevación al presidente Kirchner por resistirse al ajuste de tarifas. Anunció que se retirará de la Uniren, responsable de renegociar los contratos con las privatizadas, y propuso que De Vido asuma ese compromiso.
› Por David Cufré
La renegociación de los contratos con las privatizadas “no está funcionando adecuadamente y, en todo caso, los resultados están a la vista”. “Percibimos que hay otra forma de hacerlo”, por eso “Economía no tiene ningún problema en sugerir su propio retiro” de la mesa de discusiones. No es la primera vez que Roberto Lavagna sacude al Gobierno con sus actitudes, pero sus declaraciones de ayer fueron un ataque directo al corazón del Ejecutivo. En primer lugar, al ministro de Planificación, Julio De Vido, con quien comparte la presidencia de la comisión negociadora. Pero también fue un desafío a Néstor Kirchner, responsable último de las decisiones cuestionadas por el jefe de Hacienda. Lavagna había aprobado aumentos de tarifas en varios sectores, pero el Presidente los vetó. La pelea entre ellos lleva una semana, y ayer el ministro decidió hacer públicas sus diferencias.
Hace dos lunes, la discusión fue en privado. Lavagna objetó ante Kirchner la pasividad del Gobierno en la resolución de los nuevos contratos con las privatizadas. En particular, que no se tomara la decisión política de ajustar las tarifas. Hay 23 contratos de los sectores eléctrico, gasífero, vial y ferroviario que contemplan aumentos para los usuarios que fueron bendecidos por el ministro de Economía. Sin embargo, el Presidente los rechazó y ordenó buscar otra solución.
La negociación con las empresas la comanda una comisión técnica, llamada Unidad de Renegociación (Uniren). Lavagna y De Vido son sus presidentes. La convivencia siempre fue difícil. Pero el titular de Economía logró que sus hombres en ese cuerpo avanzaran en la definición de varios contratos. El problema para Lavagna no es la Uniren, sino la traba política que encuentra más arriba. Por lo tanto, entendió que lo mejor era apartarse, dejando en evidencia sus discrepancias con la conducción del Ejecutivo. Su intento de máxima fue proponer la disolución de la Uniren. Ya que él iba a irse, sería un éxito si también desapareciera la comisión. Lavagna elevó a la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia un proyecto de decreto sugiriendo la eliminación.
Todavía no hay una respuesta de Kirchner o de De Vido sobre qué harán con esa propuesta. El ministro de Planificación dijo ayer escuetamente, al salir de la Casa Rosada, que no opina sobre declaraciones de otros funcionarios. “Nosotros estamos trabajando en el marco del decreto 311”, agregó. Esa es la norma que dio lugar a la constitución de la Uniren, por lo cual al menos De Vido desconoció su desaparición.
El tema está dando vueltas en el Gobierno desde hace varios días. Voceros del Ministerio de Economía empezaron a dar información el fin de semana, pero el propio Lavagna decidió ir a fondo. En una entrevista radial, admitió su malestar por cómo transcurre la negociación con las privatizadas. Fueron declaraciones terminantes, más propias de alguien que está afuera del Gobierno que de su principal ministro. “Economía no tiene ningún problema en sugerir su propio retiro (de la Uniren) y dejar que sean las áreas técnicas ligadas al área de energía o de los caminos los que se hagan cargo del tema”, señaló. Su plan es que los entes reguladores de los servicios públicos y las secretarías técnicas vinculadas con cada uno de ellos –energía, transportes, comunicaciones, recursos hídricos, obras públicas, etc.– sean de ahora en más los que negocien con las empresas.
“A diferencia de lo que suele ser usual, de pelearse por más, en este caso Economía dice: concentrémonos en otras áreas y probemos si esto nos permite avanzar un poco más rápido” en la renegociación, agregó Lavagna. En la Casa Rosada, el portazo del ministro sonó menos cándido. Cerca de De Vido interpretaron la reacción de Lavagna como una provocación. “Está armando el escenario de su salida, que no será ahora porque primero tiene que terminar la negociación por la deuda, pero deja el precedente”, dijeron en esa cartera. Fuentes del equipo económico, por su parte,describieron el gesto como “necesario” para que el Presidente comprenda la importancia de cerrar acuerdos con las privatizadas.
Lavagna discrepa con otra iniciativa impulsada por De Vido y avalada por Kirchner: el proyecto de ley regulatorio de los servicios públicos. Hace algunas semanas el jefe de Economía afirmó en conferencia de prensa que habría que “revisar” algunos artículos de la propuesta. “Lavagna se ve venir la fiscalización del Congreso sobre lo que negocia con las privatizadas y no le gusta”, sostuvo un allegado a De Vido. “El comparte la visión de las empresas”, insistió. El titular de Hacienda intentó aumentar las tarifas por decreto durante la administración Duhalde, y después, ya con el actual gobierno, reivindicó aquella medida que fue frenada por la Justicia. A Daniel Scioli, por mucho menos que eso, el Presidente lo condenó.
Lavagna considera que tiene espacio para dar estas peleas sin correr riesgos, al menos por ahora. “A él le interesa cuidar la buena relación que construyó con las empresas cuando estuvo como funcionario de la Alianza en Europa, y también fortalecer su imagen de interlocutor razonable”, evaluó un economista que lo conoce de años. “Está pensando en su proyecto político a futuro. Lavagna lo que quiere es ser presidente”, interpretó.