Fuentes privadas presentes en el Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) dicen conocer la carta secreta del Gobierno. Aseguran que será el proyecto de captar capitales de China para mejorar la infraestructura ferroviaria, y también para cancelar obligaciones con los organismos multilaterales de crédito. Pero, salvo para los ejecutivos directos interesados, el tema se ve como una anécdota. Incluso algunos no le dan mucho crédito a la versión y piensan que se trata de un juego mediático del Gobierno. Más allá de esas especulaciones, los empresarios han mudado a un optimismo militante, lejos de las dudas que manifestaban hasta hace poco sobre el rumbo del Gobierno. El 52 por ciento de los ejecutivos que participaron en una encuesta semestral difundida ayer aquí vaticinó que en los próximos meses la situación económica estará mejor, básicamente alentada por el mercado interno.
Esa prevista bonanza no disipa, sin embargo, el fastidio que causa en los hombres de empresa la legislación laboral ni la preocupación por la seguridad, que “altera el clima de negocios” y pone en duda su propio bienestar. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, intentó ayer aminorar esos temores en un almuerzo con un grupo de empresarios, a los que detalló la estrategia de inteligencia oficial antisecuestros y aseguró que el Gobierno destinará en los próximos dos meses 100 millones de pesos para mejorar el equipamiento policial.
No es un tema del que se hable mucho públicamente, pero la realidad es que muchos empresarios empezaron a eludir las fotos por temor a ser objetivo de secuestros, conscientes de que el buen rédito de su empresa los puede transformar en un blanco. Fernández consiguió dejarlos bastante satisfechos con sus explicaciones acerca de cómo se están combatiendo ese delito desde el Gobierno y puso como ejemplo la resolución del caso de Patricia Nine. “Es bueno sentir que alguien se está ocupando del tema”, celebraba un comensal después de escucharlo.
El titular de la cartera política vino a Mar del Plata exclusivamente para participar de un almuerzo reservado junto al núcleo de auspiciantes del Coloquio, a quienes confesó la intención de preservar el bajo perfil ante la prensa. “Prefiero hacer los anuncios después de que hayamos hecho las cosas”, en alusión a la idea de ejecutar una partida presupuestaria de 100 millones disponibles para la compra de intercomunicadores y otros elementos que mejorarían el perfil operativo de la Federal y la SIDE.
A juzgar por lo que respondió la mayoría de los 275 entrevistados por la consultora de D’Alessio IROL, el 39 por ciento de los empresarios prevé aumentar su rentabilidad en los próximos doce meses. De ese relevamiento se desprende que el “crecimiento de la demanda interna” está identificada como el principal motor de esa mejora. Sin lugar a dudas, las expectativas cambiaron drásticamente respecto de mayo del 2002, cuando el 46 por ciento opinaba que en el próximo año sus utilidades disminuirían “significativamente”.
Igualmente auspiciosos parecen los planes de inversión: el 93 por ciento de las empresas encuestadas planea invertir en tecnología y recursos humanos, diseñando su estrategia en función del mercado nacional. Sin embargo, no todas son rosas. Los fallos de la Corte Suprema contra el sistema de ART que habilitaron la vía civil para demandar a empleadores en el caso de accidentes de trabajo y la prórroga de la doble indemnización promueven protestas a coro.
“El cambio de reglas respecto de las ART genera una situación incierta. Tampoco es bueno mantener la doble indemnización, invocando una situación de emergencia: es preocupante que se mantenga tanto tiempo la situación de emergencia”, advierte Cristiano Ratazzi, presidente de Fiat. “Los que somos soñadores seguimos invirtiendo. Pero a muchos esas cosas los hacen dudar sobre nuevas inversiones”, sentenciaba ayer ante este diario José Luis Basso –el exitoso fabricante de válvulas para motores que se exportan a Ferrari–. “¿Quién puede sorprenderse si alguien se niega a tomar más personal por eso?”, se pregunta Alfredo Coto, de los pocos malhumorados en el Coloquio con record de asistentes y publicidad. Veinticuatro horas después de escucharla, el supermercadista se sentía agraviado por los dichos de la dirigente cegetista Susana Rueda, quien el día anterior objetó el empleo en negro y la falta de productividad de algunas empresas argentinas.