Los salarios del trabajador privado registrado siguen distanciándose de las remuneraciones en el sector privado informal y en el sector público. En enero, el salario privado formal se incrementó en 5,4 por ciento, en tanto que para los informales y para empleados del sector público lo hicieron en el 1 y el 1,6 por ciento, respectivamente, según el Indec. El dato preocupante es que el costo de la canasta básica total de consumos necesarios, que para una familia tipo alcanza a 760,54 pesos mensuales, no detuvo su crecimiento al comenzar 2005, acumulando en los dos primeros meses un 2,8 por ciento, incluso por encima del índice general de precios. La canasta de alimentos, por su parte, se encareció en un 2,5 por ciento en febrero. De no haber novedades favorables de importancia en los salarios del sector informal y del sector público en febrero (aún no hay datos al respecto), esta secuencia indicaría que, al menos estadísticamente, mientras el nivel de pobreza disminuye entre los trabajadores del sector privado formal, iría en aumento para el universo de trabajadores informales y empleados públicos.
El fenómeno de la pobreza aun para familias con jefe de hogar empleado es propio de los últimos años, cuando el deterioro y precarización de los ingresos fue más profundo que la crisis del empleo, por las características del modelo de concentración aplicado en los ’90, con crecimiento sin derrame. El índice de salarios que elabora el Indec, con datos a partir del último cuatrimestre de 2001, muestra la evolución por separado de las tres categorías de trabajadores mencionadas. Allí se observa una tendencia que pareció acentuarse al iniciarse 2005: mientras el salario formal del sector privado fue siguiendo de cerca la evolución del costo de la canasta básica total (aunque sin alcanzarla), en el sector privado informal y en el público la recuperación es tan lenta que no ha logrado impedir que continúe su deterioro en términos de poder adquisitivo.
Desde diciembre de 2001 hasta el mes de enero último, el índice salarial para el sector privado registrado mejoró en un 58,3 por ciento, en tanto que para los privados no registrados creció sólo 17,4 por ciento y el correspondiente al sector público lo hizo aún menos, 12,5 por ciento. En el mismo período, el costo de la canasta básica total aumentó aproximadamente en un 63 por ciento.
Según la metodología del Indec, este indicador toma al salario como un precio, es decir aislándolo de las variaciones de las remuneraciones debido a horas extra, ausentismo, pagos por productividad y otros conceptos relacionados con el desempeño o características particulares. De tal forma, incorpora el aumento por decreto de 100 pesos otorgado en enero beneficiando exclusivamente a los trabajadores formales del sector privado. Aunque desde la cartera laboral se dice que este tipo de aumentos se trasladan, por lo general, al sector informal, la evolución observada por el Indec no parece corroborarlo.
En tanto, la canasta básica total ha observado un fuerte ajuste en los últimos tres meses, con lo cual su costo para una familia tipo (jefe de familia y esposa con hijos de 8 y 5 años) se elevó entre noviembre pasado y febrero de 736 pesos a 760,50. Para un hogar constituido por un matrimonio y tres hijos menores de cinco años, el salto fue de 800,20 a 827 pesos en el mismo período: casi un 3,5 por ciento. La variación en el mismo período en la canasta básica de alimentos fue del 2,9 por ciento (2,5 por ciento en enero).