ECONOMíA
› ESTADOS UNIDOS, EL FONDO Y EL BANCO MUNDIAL PIDEN LO MISMO
El consorcio se junta por la deuda
El Grupo de las Siete potencias económicas del mundo continúa el acoso sobre Argentina para la reapertura del canje. Hacen lo mismo los organismos multilaterales. Además, piden reformas.
El poder financiero internacional a pleno continuó ayer presionando a la Argentina para que “encuentre una solución realista” y “sustentable” para los bonistas que boicotearon la reciente reestructuración de deuda. El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, afirmó que no habrá acuerdo con el país, si no se ofrece una solución a quienes rechazaron la operación. El presidente del Banco Mundial (BM), James Wolfensohn, dijo desear que Argentina arregle con el Fondo y pueda volver a los mercados internacionales de capital. Sólo entonces el BM podrá continuar “ayudando” al país. El escenario para los reclamos fueron las conferencias de prensa previas a la reunión conjunta que este fin de semana mantendrán en Washington las dos entidades financieras. La reapertura del canje también fue pedida por el gobierno estadounidense a través del subsecretario del Tesoro, John Taylor, quien sostuvo la necesidad de “una estrategia creíble para tratar con ‘los otros’ acreedores”. Al reclamo por la deuda se sumaron también las tradicionales recetas de reformas estructurales, fiscales y financieras.
El titular del FMI insistió en que “las autoridades argentinas tienen que poner detrás de un acuerdo realista una estrategia realista respecto de la deuda sin reestructurar”. Pulido de la exasperante jerga del organismo, esto quiere decir que sin reapertura del canje no hay acuerdo.
Por supuesto, “cualquier solución para la deuda” tiene que ser “sustentable” para no poner en riesgo la capacidad del país de atender los compromisos asumidos. Pero al mismo tiempo, debe “tomar en consideración la cantidad de deuda que no ha sido reestructurada”. Además debe producirse “en el marco de la política del Fondo para Préstamos a Países en Suspensión de Pagos”. De acuerdo con esta política, el FMI sólo puede firmar un acuerdo si el país que demanda asistencia “está realizando un esfuerzo de buena fe para alcanzar un acuerdo de colaboración con sus acreedores”, lo que presupone incluirlos “a todos”.
En contraposición, Rato aprovechó para elogiar a Brasil. En especial alabó la política de altas tasas para contener la inflación. Con 19,5 por ciento Brasil tiene la tasa de referencia (Selic) en términos reales más alta del mundo, lo que genera ganancias siderales para los bancos que operan en esa plaza.
Por su parte, Wolfensohn sostuvo que no es el Banco Mundial quien negocia con la Argentina sino el FMI. Una afirmación que le sirvió de prolegómeno para decir que, si bien el BM espera ayudar a la Argentina, no podrá hacerlo si el país no arregla primero con el Fondo. No obstante, el BM “está dispuesto a trabajar en temas sociales, en el asunto de las tarifas de servicios públicos y en los programas de inversión en Argentina”, pero ello ocurrirá “cuando sepamos cuáles son las reglas y acuerdos”.
Para el saliente titular del BM, sería óptimo “que existiese una salida única para las crisis”, pero lamentablemente “cada crisis y su solución son diferentes”. Por eso “no tengo un menú para Argentina en este momento, dejaría eso para mis colegas en el Fondo”. No obstante, el funcionario no se privó de expresar sus deseos. “Mi esperanza es que Argentina quiera y esté ansiosa por ser parte del actual sistema financiero internacional, y que el reconocimiento de sus potencialidades y sus problemas sea algo sobre lo que podamos obtener una solución negociada”.
Si alguien faltaba en el coro de los reclamantes era Estados Unidos, que ayer se sumó al lobby acreedor con declaraciones del número dos del Tesoro. Taylor pidió una “estrategia creíble” para quienes no aceptaron el canje. “El hecho de que hayan obtenido una alta participación, más alta que cualquier pronóstico, es una buena señal, una señal de éxito”, aseguró. Pero “al mismo tiempo hemos expresado que una estrategia creíble para tratar con los otros acreedores también es importante”, agregó.
Además, “hay un número de temas más amplio que Argentina debe estudiar con el FMI si hay un nuevo programa, y esos son temas estructurales que están en el programa actualmente suspendido, o en el viejo programa, que tienen que ver con política fiscal, con política bancaria y otros asuntos”, explicó. Las declaraciones de Taylor se produjeron en vísperas de la reunión que el G-7 iniciará esta noche en Washington.
Si se contrastan estas expresiones de los líderes del poder financiero internacional con el discurso de las autoridades argentinas, la previsión bien podría ser que las partes marchan a una ruptura. Cualquiera sea el caso, los próximos días brindarán nuevas definiciones que prometen continuar subiendo de tono. El final de la historia será lo único que permitirá distinguir entre discurso y realidad.
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