ECONOMíA
› PANORAMA ECONOMICO
Pecados de Sacerdote
› Por Julio Nudler
Ignacio Javier Casas Rúa, elegido por el Ministerio de Economía para comandar el cuerpo de asesores conocido como Grupo CER, que se ocupa de las candentes cuestiones que el Gobierno está discutiendo con los bancos (bonos, corralito, indexación), se halla sumariado por la Comisión Nacional de Valores por el mismo affaire por el que también se inició sumario a Manuel Ricardo Sacerdote Devoto, más conocido como Manuel Sacerdote, presidente del BankBoston en el país y vicepresidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). La investigación concierne a una presunta estafa contra ahorristas e inversores que confiaron en el Boston y salpica, así como el escándalo de la AFJP Siembra embadurnó al Citi, a otra de las grandes entidades bancarias de Estados Unidos con negocios en la Argentina, país éste al cual se exhorta desde Washington a combatir la corrupción y transparentar las prácticas en los negocios. Según parece, a los norteamericanos les resultaría muy sencillo colaborar en esa lucha: sólo deberían empezar por adecentar su propio comportamiento.
A continuación la maniobra por la que Casas Rúa y Sacerdote Devoto deberán responder. Pero antes: ¿no es alarmante que el ministro de Economía elija como consejero suyo en asuntos de banca a alguien en principio comprometido con uno de los principales y más duros banqueros que ahora mismo están forcejeando con el Gobierno por el canje de depósitos reprogramados por bonos y otras delicadas cuestiones? Aquí los hechos, según surgen de la desgrabación de las cintas donde quedaron registradas las llamadas que se cruzaron las respectivas mesas de dinero o de inversión.
El Fondo Común de Inversión 1784 (así llamado en homenaje al año de fundación del BankBoston) hizo algo verdaderamente extraño: comprar Letes (Letras del Tesoro) a un precio bastante superior al ofrecido por el vendedor de esos papeles, el Banco Nación. Esa extraña conducta implicó que en un solo día, el 28 de septiembre de 2001, los cuotapartistas, simples clientes de la entidad que preside Sacerdote Devoto, fueran perjudicados en 136.480 dólares, según constató la Comisión Nacional de Valores. En consecuencia, ésta resolvió instruir sumario a la sociedad gerente del FCI 1784, a sus directores (María Laura Tramezzani, Claudio Enrique Grasso, Marina Marta Fraguío y Pablo Ignacio Sabalain), a los síndicos (Ignacio Javier Casas Rúa y Corina Inés Pando), al referido Sacerdote Devoto como representante legal del mencionado banco, y a Mario Rafael Marcelo Bonfanti, su gerente de finanzas.
A la hora 15:16:33 de aquel 28 de septiembre, la gerente de los FCI Pesos y Dólares 1784 compra a BankBoston en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) Letes 83 por 30 millones de dólares valor nominal a un precio de 98,71668 dólares, y Letes 94 por 40 millones a 97,54379. Cuando el operador de 1784 le pregunta los precios al operador del Boston, éste le informa valores idénticos a los ofrecidos por el Ministerio de Economía a través del BNA. Prestando su conformidad, 1784 cierra trato.
Hora 15:37:38. El Boston suscribe a través del Nación esas cantidades de Letes, exactamente a los precios señalados. Estos son trasmitidos por Alejandro, operador del BNA, a Hoiak, operador del Boston.
Hora 15:48:30. Huergo, de 1784, telefonea al Boston para asignar las Letes previamente adquiridas a los FCI Dólares y Pesos. Toma nota un tal “Rulito”, empleado de Sacerdote Devoto.
Hora 16:38:46. (Empiezan a suceder cosas extrañas.) Huergo habla con una tercera persona para solicitar que las Letes adquiridas fueran dadas de baja y se cargasen con otro precio (mayor) y otra tasa (menor), indicando que había remitido un e-mail con nuevos datos. Pero seguían siendo Letes 83 y 94. Sin embargo, del curioso cambio de valores no se dejó registro en ningún telefonema. Desde luego, según las prácticas delmercado financiero, cuando una operación se cierra en determinadas condiciones, éstas son inmodificables. Según afirmaría Huergo, el cambio, tan desfavorable para el FCI, lo convino personalmente con Hoiak, fuera de teléfono y por tanto de cinta.
Bastante llamativo resultaba ya que 1784 apelara a la intervención (siempre onerosa) del Boston cuando podía comprar Letes directamente. Además, no hay evidencia de que el Fondo hubiese pedido cotizaciones esa tarde a otros intermediarios (el HSBC, por ejemplo, estaba ofreciendo un precio mucho más conveniente). Prefirió, inexplicablemente, adquirir vía Boston las mencionadas Letras a precios más altos que los ofrecidos por Economía, con márgenes de rendimiento por ende menores. El perjuicio causado a los ahorristas por este anómalo negocio tiene que equivaler matemáticamente al beneficio obtenido por BankBoston.
Este accionar choca, en cuanto a los gerentes del 1784, con lo que se define legalmente como la “diligencia del buen hombre de negocios”, que debe proceder “en el exclusivo beneficio de los intereses colectivos de los cuotapartistas”. Igual deber pesa sobre directores y síndicos. Rige también un deber de lealtad: la sociedad gerente (1784 en este caso) y la sociedad depositaria (BankBoston) deben actuar “con absoluta honestidad o candidez, en el exclusivo interés de los FCI o los cuotapartistas y anteponiendo los intereses de éstos a los propios o de terceros”. Pero en este episodio, “cándidos” fueron solamente los inversores, cuyo candor consistió en confiar en Sacerdote Devoto y sus operadores.
En concreto, la CNV indica que 1784 S.A., en primer lugar, “omitió concurrir en forma directa al mercado primario para adquirir las Letes en cuestión a precios más baratos”, y que, en segundo lugar, “al concurrir al mercado secundario habría omitido solicitar cotizaciones para la adquisición de dichas Letes, y que cuando las adquirió de BankBoston, luego de haber concertado la compra a los precios fijados por el Ministerio de Economía, canceló esa operación y dispuso que las tres compras se cargaran a precios muy superiores en detrimento de los FCI Pesos y Dólares”. En concreto, 1784 “habría priorizado los intereses de la depositaria BankBoston por sobre los intereses de los FCI Pesos y Dólares y sus cuotapartistas, circunstancia que devino en perjuicio para éstos”. Concretamente, de los síndicos -entre ellos Casas Rúa- recuerda la Comisión que “estaban obligados a controlar que ni la sociedad gerente (1784) ni la depositaria (BankBoston) cometieran irregularidades, y, en caso de que lo hiciesen, denunciarlas a esta CNV, obligación que en principio aparece como incumplida por dicho órgano”, en referencia a la sindicatura. A su vez, en relación al banco la CNV señala que “correspondía al BankBoston en su carácter de sociedad depositaria de los FCI Pesos y Dólares velar por la legalidad del management, lo cual prima facie no habría hecho, faltando a su deber de diligencia y, por el contrario, priorizando sus propios intereses por sobre los intereses de ellos y sus cuotapartistas habría faltado también a su deber de lealtad”. Para la Comisión, que es el órgano regulador del mercado de capitales, “resulta procedente atribuir las conductas -acciones y omisiones- antes descriptas al representante legal de la depositaria a la época de los hechos investigados, puesto era quien tenía a su cargo la administración de la sociedad”. Es decir, Manuel Ricardo Sacerdote Devoto. Amén.