La inflación de junio fue del 0,9 por ciento, informó el Indec, cifra que prácticamente duplicó al 0,5 por ciento previsto extraoficialmente por fuentes gubernamentales, quienes argumentaron que los ajustes se habrían producido en la última semana del mes. Los aumentos del mes pasado se produjeron en pollos, infusiones, harinas, pero desequilibraron alquileres y expensas. Además, en lo que va del año se mantienen altos las carnes y aceites. Con la variación del último mes, la inflación del primer semestre fue del 6,1 por ciento, un ajuste similar al producido a lo largo de todo el 2004. Según los analistas, ese número muestra tres cosas; primero que luego de los frenos puntuales conseguidos con los acuerdos de precios en algunos de los productos que integran la canasta básica, que comienzan a vencer, el ajuste de los precios relativos continúa. Segundo, que el dato estructural de que el país exporte los mismos bienes que consume tiene un efecto insoslayable sobre los precios internos. Y tercero, que los servicios empezaron a impactar con más intensidad en el índice.
En junio, la mitad de la inflación se explicó por los alquileres y los servicios básicos para la vivienda, especialmente expensas, mientras que los alimentos y bebidas representaron alrededor de un tercio.
El desagregado del primer rubro muestra que los alquileres crecieron el 2,1 por ciento, los servicios básicos y combustible para la vivienda el 2,5 y las reparaciones y gastos comunes para la vivienda el 6,9 por ciento. Los dos datos centrales de estos rubros son que, a partir de 2005, comenzaron a producirse los vencimientos de los contratos renovados cuando todavía se mantenían los efectos de la crisis. Según los empresarios inmobiliarios, los alquileres no estaban reflejando las subas en el valor de las propiedades, ajuste que se aceleró desde 2003. Dado que en muchos casos los inmuebles recuperaron sus valores en dólares, ello permite prever que los aumentos podrían continuar siempre y cuando la recomposición nominal de ingresos los convalide. El segundo dato es el aumento de salarios de los porteros, que se reflejó en la suba de expensas.
En el segundo rubro, Alimentos y Bebidas, el dato más relevante del mes, dejando de lado los comportamientos estacionales de frutas y verduras, fueron los pollos, que aumentaron el 7,5 por ciento, los huevos, 2,1 por ciento y la harina de trigo común, que subió el 5,5 por ciento. Las carnes rojas siguieron aumentando, pero dentro del promedio. Los aumentos fuertes de entre el 13 y más del 15 por ciento en los distintos cortes corresponden al acumulado del año –no a junio–. Por otra parte, las infusiones (café, té y yerba mate) aumentaron en conjunto el 2,1 por ciento.
El problema en esos sectores comenzará a producirse a partir de este mes, cuando comiencen a vencer los acuerdos de precios pactados por el Gobierno con algunas cámaras empresarias –básicamente, carnes, blancas y rojas, y lácteos– para contener el aumento de la canasta básica. En junio, el valor de la canasta se ajustó el 0,4 por ciento (ver aparte).
Aunque en el segundo trimestre la inflación fue la mitad que en el primero, en lo que va del año los precios aumentaron en una proporción similar a la de todo 2004. Además de delatar una aceleración en el ajuste de los precios relativos –cuando todavía restan subas en, por ejemplo, las tarifas de los servicios públicos–, desde el punto de vista estructural se vuelve evidente la limitación que para la economía local significa exportar los mismos productos que se consumen en el mercado interno: los denominados “bienes salario”. Así, el aumento de los precios de los alimentos responde en buena parte al traslado al mercado interno de los precios internacionales. Los rubros cuyos aumentos se han detallado, como productos avícolas, carnes rojas y también lácteos, muestran todos un muy buen comportamiento exportador, en respuesta a la mejora de los precios externos. Sin duda las subas internas serían aún mayores de no mediar las retenciones a las exportaciones, las que además de mejorar la recaudación consiguen disminuir –en la misma proporción que la alícuota–los precios locales. En consecuencia su eliminación provocaría un shock sobre los precios.
El subsecretario de Programación Económica, Sebastián Katz, reconoció que los aumentos estuvieron “por encima de lo que estábamos esperando”. Luego de atribuir el fenómeno a la suba de expensas, agregó que “el ajuste de precios relativos continuará”, aunque “no existen mecanismos de propagación para que se produzca una aceleración de la tasa de inflación”. No obstante, adelantó que el Gobierno retomará las conversaciones con distintos sectores formadores de precios con el objeto de renovar acuerdos.