Las declaraciones de un directivo de la petrolera Esso, considerando “inevitable” una suba en los precios de los combustibles, reabrió una polémica que el Gobierno preferiría mantener silenciada, al menos, hasta octubre. Tras expresar aquel concepto durante un encuentro empresario en Mendoza, Tomás Hess, gerente de Asuntos Corporativos de Esso, conversó telefónicamente con Página/12, señalando que “hay una serie de mecanismos vigentes que van a tener que desandarse, para volver a una situación de mercado”, refiriéndose sin mencionarlo al acuerdo de las empresas petroleras con el Gobierno para mantener congelado los valores de las naftas y el gasoil. “Los precios están retrasados, yo diría que entre un 25 y 30 por ciento, y con el tiempo van a subir, sin hablar de fechas.”
El precio del petróleo en los principales mercados internacionales (Nueva York y Londres) se mantuvo ayer cerca de los 70 dólares el barril, con leves variaciones con respecto a las jornadas anteriores. La perspectiva de que este elevado precio del hidrocarburo se mantendrá en el tiempo y que, tarde o temprano, ello se reflejará en los precios internos de los combustibles, comenzó a ser expuesto por las voces más representativas del sector petrolero local en los últimos días.
El lunes había sido Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, quien hizo referencia a que los precios del mercado argentino “poco a poco tendrán que adaptarse a la realidad”. El miércoles, el ex titular de Pérez Companc y hoy directivo de Petrobras Oscar Vicente aludió al carácter permanente de la actual suba internacional, al señalar que “el mundo va tomando conciencia de que ésta es una fuente de energía no renovable que en algún momento se va a terminar”. Pero la expresión más explícita surgió ayer de Hess, de Esso, en el marco del Precoloquio de IDEA que sesiona en Mendoza: “Los precios con el tiempo van a subir, es inevitable”.
Al responder a Página/12, el directivo de la petrolera estadounidense se refirió a “una serie de mecanismos” para fijar el precio de los combustibles “que van a tener que desandarse”. Hess aseguró que “se mantiene un diálogo fluido con la Secretaría de Energía, mucho más fluido que en oportunidades anteriores”, aludiendo a los enfrentamientos que tuvieron a Shell y a Esso de un lado y al Gobierno del otro, cuando las primeras dispusieron incrementos de precios y el Gobierno llamó a un boicot contra esas empresas. En dicha oportunidad, el primer paso en aumentar los precios había sido dado por Shell, empresa que esta vez optó por el silencio y dejó actuar a las demás.
Al ser consultado acerca de un eventual acuerdo con el Gobierno para ajustar los precios, Hess respondió que “hay un retraso en los precios y el Gobierno lo está entendiendo, sabe que la realidad es otra”, por lo cual se mostró optimista en la posibilidad de llegar a algún acuerdo de ajuste de los precios en surtidor. “Sin fecha”, aclaró.
Una alta fuente del sector había señalado a este diario, esta semana, en referencia al precio de los combustibles, que “hasta el 24 de octubre, ni se habla del tema”, aludiendo al día después de las elecciones legislativas. Sin embargo, las circunstancias parecen ir acelerando los tiempos, al menos para las conversaciones. Hace un par de semanas, las petroleras parecían más dispuestas a aguardar que pasaran las elecciones para sentarse a discutir. Hoy, con el petróleo en torno de los 70 dólares, reclaman definiciones inmediatas, aunque los aumentos se fijen para más adelante.
En esta materia, el Gobierno admite que tiene una discusión pendiente con las petroleras. Desde la privatización de YPF, el mercado de combustibles carece de regulación y la fijación de los precios locales en función de los valores internacionales ha sido una regla impuesta por las petroleras más allá de los costos de producción y del comportamiento del mercado.