ECONOMíA
El dilema del día después llegó al mercado petrolero
Los aumentos en el precio internacional del crudo llegaron para quedarse. Para controlar los precios internos después de las elecciones podrían aumentarse retenciones a las naftas.
› Por Claudio Scaletta
Aunque las principales empresas que extraen crudo en el país hayan acordado con el Gobierno que no habrá movimientos en el mercado de combustibles hasta después de las elecciones, tanto desde el Poder Ejecutivo como desde el sector privado se evalúan los pasos a seguir para el día después. Las empresas imaginan aumentos de hasta el 25 por ciento, mientras que desde el gobierno se consideran distintas variable para compensar las asimetrías entre las retenciones al crudo, hoy en el 31 por ciento efectivo, con la de sus derivados, actualmente en el 5 por ciento. No se descarta la restricción de las ventas al exterior.
La gran diferencia del actual ciclo de alza en los precios del petróleo es que las subas se están produciendo como respuesta al fuerte aumento de la demanda mundial, no por restricciones de la oferta. Los ejes principales son el crecimiento de la economía estadounidense iniciado en 2001 y, especialmente, la revolución industrial china, que alteró no solo los precios de las commodities, sino también el mercado mundial de factores, disminuyendo el valor del trabajo no calificado e impulsando tasas de ganancia empresarias. A ello se suma que China recicla su superávit comprando bonos del Tesoro, con lo que ayuda a mantener “artificialmente” bajas las tasas de interés de largo plazo. Situación en la que no han influido los sucesivos ajustes al alza en las tasas de referencia decididos por la Reserva Federal. En consecuencia, crecimiento y demanda global se retroalimentan aumentando la demanda mundial de energía. Por las mismas razones, el persistente aumento del crudo no ha tenido hasta ahora efectos recesivos en la economía mundial. En este contexto los efectos del huracán Katrina, más allá de las “sobrealzas” que pueda inducir en el corto plazo, no dejarán de ser coyunturales.
El punto en el que acuerdan algunos técnicos del gobierno y los analistas del sector privado es que el fenómeno de los altos precios no es transitorio. Si los altos precios llegaron para quedarse, argumentan, en algún momento la señal deberá llegar a los consumidores locales. Según los especialistas, mientras el PIB se encuentra hoy entre 3 y 4 puntos por encima de 1998, el consumo de energía creció más del 20 por ciento, una asimetría que respondería a señales de precio equivocadas. Las alternativas de política, entonces, son simples: aumentar la oferta y restringir la demanda, tanto interna como externa. Hasta ahora los instrumentos usados por el gobierno fueron por ambos lados. Para aumentar la oferta de mediano plazo (la única en la que puede hacer algo) impulsó el plan de inversiones en exploración. Para restringir la demanda externa (y controlar precios internos) aplicó las retenciones crecientes a las exportaciones de crudo con una tasa que hoy es del 45 por ciento. Vale destacar que la retención efectiva es del 31 por ciento, no del 45 (porque según el Código Aduanero el valor FOB de la exportación es 1/1 más la tasa de retención = 1/1,45 = 0,69). Esta retención contrasta con el 5 por ciento que pagan las naftas. En consecuencia, el valor interno de las naftas, a pesar del impuesto, se encuentra muy por debajo del precio de exportación, lo que alienta las ventas al exterior. Las medidas que se piensan para después de las elecciones se encuentran en este tramo del negocio. Mientras en las empresas se ilusionan con la nafta a 2,50 algunos técnicos del gobierno creen que la solución está en las mayores retenciones a las naftas. Exportar menos, agregan, es también una manera de preservar recursos no renovables. Cualquiera sea el caso, los “señales de escasez en el mercado mundial” no dejarán de llegar a los consumidores.