ECONOMíA
El eje ABU y el FMI
› Por Alfredo Zaiat
El gobierno del presidente obrero Luiz Inácio Lula da Silva lo presentó como la “independencia económica”. El primer gobierno socialista de Uruguay liderado por Tabaré Vázquez acaba de anunciar por medio de su ministro de Economía, Danilo Astori, que su estrategia se denomina “desligar”. La administración Néstor Kirchner, que expresa la aspiración de liderar una corriente del progresismo, tiene como “causa nacional” el “desendeudamiento”. Cada una de esas experiencias que, con más o menos matices, conquistaron el poder con el objetivo de saldar la herencia de los ’90, están cancelando sus respectivas deudas con el Fondo Monetario Internacional. Organismo que tiene una importante cuota de responsabilidad por el retroceso en términos relativos del eje ABU (Argentina-Brasil-Uruguay), así como también del elevado endeudamiento de cada uno de esos países. Puede ser que la “independencia económica”, el “desligamiento” y el “desendeudamiento” sean la mejor estrategia en el actual contexto mundial. De todos modos no deja de ser sorprendente que un presidente obrero, otro socialista y un tercero que cuestiona fuertemente al FMI lideren la cancelación neta de pasivos con esa institución desprestigiada.
El anuncio más reciente de esa política lo hizo Astori, cuando el domingo último informó que el gobierno uruguayo adelantará en el 2006 sus pagos al FMI por los intereses de la deuda, como parte de un plan para “desligarse” del organismo. Además de anticipar esos desembolsos, acordó amortizar el 40 por ciento de la deuda. Para ello definió el aumento del 3,5 al 3,7 por ciento del superávit fiscal para el presupuesto del año próximo, creciendo al 4,0 por ciento para los tres años siguientes.
Ese es un esfuerzo mayúsculo, tanto como el que realiza Brasil y Argentina para hacer frente a sus abultados vencimientos de deuda con el FMI, teniendo en cuenta la emergencia sociolaboral, pobreza extendida y retroceso del aparato productivo del eje ABU. Lo más probable es que cada país tenga sus motivos para otorgar la categoría de acreedor privilegiado al Fondo Monetario. Puede ser que hayan evaluado que reclamar la refinanciación de los vencimientos implicaría quedar condicionados a implementar medidas inconsistentes para impulsar un crecimiento sostenido. También es posible que ninguno quiera castigar al FMI por sus recetas de recesión con una quita del capital de la deuda, puesto que ese organismo es controlado por el Grupo de los Siete países más poderosos de la Tierra y una poda implicaría que esa naciones tengan que asumir ese quebranto.
No es descartable que esa decisión tenga su origen en la lógica financiera de honrar compromisos en momentos de bonanza, para quedar en respetable posición cuando la tormenta se presente. Las condiciones de la economía mundial, con bajas tasas de interés y elevados precios de los commodities, constituyen factores claves para explicar la actual holgura de las cuentas fiscales que permiten avanzar en el “desligamiento” o “desendeudamiento”. Entonces lo que estaría haciendo el eje ABU es contratar una prima de seguro, al comportarse ahora como excelentes pagadores, para poder acudir al grifo del Fondo para abrirlo y recibir financiamiento en momentos desfavorables.
Puede ser que exista algún motivo más para que esa institución multilateral resulte, finalmente, premiada por haber empujado a esos países a un ciclo de decadencia. Simplemente vale anotar que la “independencia económica”, el “desligamiento” y el “desendeudamiento” tienen un costo altísimo para el eje ABU, que hoy queda disimulado por el período de vacas gordas que transitan sus respectivas economías.