“No habrá una estampida en el precio de la carne”, prometió el responsable del equipo económico de las negociaciones con el sector, el subsecretario de Política Macroeconómica, Sebastián Katz. El funcionario se reunió ayer con las tres cámaras consignatarias, las cinco cámaras de frigoríficos y los supermercados Coto, Jumbo, Carrefour y Toledo para pactar una tregua en el precio de la carne durante la primavera. Los empresarios dieron señales de que aceptarían el pedido, aunque el tema quedó en suspenso hasta el martes de la próxima semana. Néstor Kirchner puso presión al advertirles a las grandes cadenas de supermercados que “no pueden abusar del bolsillo del pueblo”.
En lo que va del año, la carne aumentó 11,3 por ciento. El mes pasado, la suba fue de 1 punto, dos veces y media el 0,4 por ciento del costo de vida. El Gobierno quiere evitar que la tendencia se profundice este mes, cuando por razones estacionales la carne tiende a trepar un escalón más. En la primavera los productores tienen mayor posibilidad de engordar su ganado debido al resurgimiento de las pasturas. Esa retracción de la oferta impacta en los valores del producto.
La propuesta oficial es que los productores, consignatarios (intermediarios en las ventas en el mercado de Liniers), frigoríficos y supermercados mantengan el precio de la media res en el nivel promedio de la última quincena de agosto. No se pide una rebaja, sino que no haya nuevos incrementos. La Secretaría de Agricultura, que participa activamente de las discusiones, elevará entre pasado mañana y el viernes los listados de precios para las distintas categorías: vaca, vaquillona, ternera y novillos.
La presencia de los supermercados en la reunión en el Palacio de Hacienda, de la que participaron Miguel Campos (secretario de Agricultura) y otros funcionarios de esa dependencia, fue para enviar una señal a la cadena de comercialización. “No tiene sentido que arreglemos con la industria si después la carne igual no baja en la góndola”, señaló uno de los participantes del encuentro. Coto, con frigorífico propio, Carrefour, Jumbo y Toledo, que intervienen en el mercado de Liniers, esquivaron una respuesta concreta, aunque dieron a entender que respetarán los convenios que se hagan con la industria de la carne.
Kirchner les dijo que “en la lucha que damos contra la inflación es hora de que los que generan bienes, los que los comercializan, como los supermercados, se den cuenta de que no pueden abusar del bolsillo del pueblo”. Luego advirtió que “el Gobierno estará al lado del pueblo cada vez que se quiera abusar del mismo”. Alfredo Coto respondió que “el Presidente puede opinar lo que quiera, como nosotros hacemos con el Gobierno”.
De acuerdo con un estudio reciente del Instituto de Promoción de Carnes, el 80 por ciento de la comercialización del sector está repartido en miles de carnicerías. Según dicen en Agricultura, “es imposible” llegar a un acuerdo con ellas, debido a su dispersión. El objetivo de cerrar con las grandes cadenas es “ordenar arriba para que sea una señal hacia abajo”. Pero la prioridad es llegar a un acuerdo con la industria, porque si ese sector limita las subas las carnicerías no aumentarían por su cuenta. “Cuando los carniceros ven que después de cuatro o cinco días la carne sube y no baja, traslada el incremento a los consumidores y después no hay vuelta atrás”, señalaron desde Agricultura.
El pedido de los frigoríficos fue que el Gobierno intermedie en su pelea con los curtidores para que les reconozcan un mayor precio para el cuero. Los productores, en tanto, plantearán el viernes que debe evitarse una suba de las retenciones.