Más allá de las preocupaciones de corto plazo, como el valor del dólar o la inflación, a Roberto Lavagna le inquieta el nivel de la inversión. Si no aumenta lo suficiente, podría convertirse en un talón de Aquiles para el crecimiento. El ministro intentó ayer dispersar esos temores al revelar que durante el segundo trimestre “hubo una importante aceleración de la inversión”, que no quiso cuantificar. Al mismo tiempo, anunció la creación de una superestructura que se encargará de coordinar los programas de apoyo financiero estatal a la inversión privada. Se llamará Unidad de Financiamiento del Desarrollo (Ufide) y estará presidida por el propio Lavagna.
El organismo estará constituido por los directorios de los bancos Nación y BICE y los secretarios de Industria, Miguel Peirano; Agricultura, Miguel Campos, y Finanzas, Guillermo Nielsen. Todos ellos, incluidos los presidentes de ambos bancos, Felisa Miceli y Esteban Dómina, respectivamente, se reunieron con el jefe de Hacienda para formalizar la integración de la unidad. Su misión será diseñar programas de respaldo financiero a proyectos de inversión. “Esta unidad hará más eficiente el financiamiento del Estado”, remarcó Lavagna en conferencia de prensa. “Evaluará los proyectos productivos, tanto en la industria, como en el sector agropecuario y el comercio exterior que requieran de financiamiento estatal”, indicó.
Al hacer el anuncio, Lavagna fue terminante respecto de la posibilidad de regenerar un Banco de Desarrollo, al estilo del viejo Banade o del Bndes de Brasil. Desde distintos sectores, como la Unión Industrial Argentina o el Plan Fénix, se planteó la necesidad de contar con una institución de ese tipo. Sin embargo, el jefe de Hacienda lo descartó. “Tanto el Banco Nación como el BICE pueden cumplir con la misma función”, afirmó. Hace dos meses, durante un seminario de la UIA, el ministro había recordado la historia de corrupción que terminó sepultando al Banade, con varios de los industriales que ahora piden la creación del banco como responsables de la quiebra por no devolver los préstamos recibidos.
Por el contrario, Lavagna defendió la iniciativa de la Ufide. Dijo que “debería ayudar a que los bancos extiendan” los plazos que actualmente otorgan a las empresas, una condición necesaria para el financiamiento de proyectos a largo plazo. De todos modos, aclaró que las entidades financieras privadas “ya están empezando a alargar los plazos” de sus préstamos. La idea de la Ufide es complementar las tareas de respaldo a la producción que lleva a cabo la Secretaría de Industria a través de programas como bonificación de tasas y beneficios fiscales, y la Secretaría de Agricultura a través del programa Prosap.
Otro de los temas que abordó Lavagna fue la defensa del proyecto del Ministerio de Economía para reformular la ley de Defensa de la Competencia. Se trata de una iniciativa que le otorga más poder a su cartera en el manejo del tema, dejando sin efecto el tribunal independiente de defensa de la competencia que una ley de 1999 ordenó que se creara en seis meses y sigue esperando. El ministro sostuvo que “muchos procesos de concentración no son movimientos espontáneos, sino que son planeamientos estratégicos que las empresas hacen para maximizar su rentabilidad, a través de minimizar la competencia”. De acuerdo con su versión, con la reforma que propuso a la ley esa situación podrá controlarse mejor.