ECONOMíA
› RESISTENCIA DE LAS PETROLERAS A PAGAR IMPUESTOS SOBRE EXPORTACIONES
Todo se juega en la guerra del petróleo
Jorge Remes Lenicov, ministro de Economía, llegó a amenazar con su renuncia si el Gobierno cedía a la presión de las petroleras. Los gobernadores Sobisch y Lizurume jugaron para las empresas y llegaron a anunciar que el Gobierno estudiaba “dar marcha atrás”.
› Por Raúl Dellatorre
La tensión entre los funcionarios de Economía y los jefes legislativos del PJ fue in crescendo a lo largo de la jornada. La visita al presidente de la Nación a Olivos de los gobernadores de Chubut y Neuquén, acompañando al empresario petrolero Carlos Bulgheroni, había encendido la mecha. No sólo fueron a rechazar el impuesto a la exportación de hidrocarburos votado por el Congreso para compensar la desdolarización de los créditos menores, sino que aseguraron, al salir del encuentro, que el Gobierno estudia “dar marcha atrás” con ese gravamen. La reacción al unísono de Economía y el Congreso fue que, si el Gobierno desistía, éste se quebraba. Hasta se amagó con la renuncia de Remes Lenicov. Los petroleros, que desde antes del fin de semana cortaron todo diálogo con Remes, ayer pegaron el faltazo en masa a la asunción de las nuevas autoridades en el Palacio de Hacienda.
Se desató la guerra del petróleo, y Humberto Roggero y José Luis Gioja, titulares de los bloques de diputados y senadores peronistas, llevaron la voz cantante ante Eduardo Duhalde. Después de haber pagado el costo político de sacar la Ley de Emergencia Pública el último fin de semana, transmitieron, el Gobierno no podía bajarse del impuesto “por conformar a diez petroleros”. Oscar Lamberto, desde ayer secretario de Hacienda, advirtió que si fracasaba en este primer intento de cobrar un gravamen, “muy pronto me veo volviendo a Santa Fe”. Jorge Matzkin, titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, fue más virulento al mediodía después de la jura de secretarios y subsecretarios en Economía. “Sin este impuesto, que el Ejecutivo se olvide de mandar el Presupuesto al Congreso; y si las petroleras aprietan al Gobierno, que llame a la gente a que salga a hacer un cacerolazo contra ellas”, reclamó.
La propuesta que los gobernadores patagónicos tomaron de las empresas petroleras fue un préstamo por 1500 millones de pesos, a devolver a largo plazo con un interés del 5 por ciento. “Si la necesidad es de liquidez, es una buena solución”, le sugirieron los mandatarios Sobisch y Lizurume, de buena sintonía con los intereses de las petroleras. Bulgheroni asentía conforme. Otra alternativa era tomar ese monto como anticipo de impuestos futuros, es decir que no se devolverían pero se detraerían de ingresos futuros del fisco. Ello, claro está, a cambio de que el Gobierno diera marcha atrás con el derecho del 20 por ciento a abonar sobre el valor de los hidrocarburos exportados.
“La propuesta es inaceptable”, clamaron en Economía. El impuesto recaudaría unos 700 millones al año si se aplicara sólo sobre el petróleo crudo, estiman en el Palacio de Hacienda, pero se elevaría al doble si se extendiera al bombeo del gas natural a los países limítrofes. “La ley plantea mantener el impuesto por cinco años, y las petroleras pretenden aportar un préstamo sólo el primer año, ¿cómo se cubre el resto?”, se preguntaban los analistas que trabajan junto a Remes.
No es éste, sin embargo, el costado que ven como más conflictivo en la propuesta de las petroleras. “Buscan no dejar el precedente de un impuesto que es absolutamente normal en otros países exportadores y que aquí no se aplica”, señalan. Pero, además, no dejaron de subrayar otra cuestión irritativa: las cabezas de la presión sobre el Gobierno, Oscar Vicente y Carlos Bulgheroni, son los empresarios a los que se les asigna haber participado activamente en apoyo de la campaña de Duhalde por la presidencia en 1999.
Remes Lenicov, que se negó a recibir a las petroleras el viernes y el sábado últimos, quedó marginado por ese gesto de la agenda de ese núcleo empresario. Después del encuentro del domingo pasado con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich –logrado a instancias del jefe de gobierno español–, sin obtener los resultados buscados, subieron la apuesta y encararon la presión directamente sobre Duhalde. Ahora, es la propia tropadel ex gobernador la que le reclama que no ceda a la presión de las petroleras.
No sólo es una cuestión de principios políticos. En Economía estiman que sin el impuesto a los hidrocarburos no hay posibilidades de compensar a los bancos. Con la decisión de bajar el techo de los créditos que se pesificarán bajó el monto necesario para la compensación, pero aún no alcanza. Por otra parte, con buen criterio, desde las filas de Remes se sostiene que si se cede en esta primera batalla, difícilmente el Gobierno se pueda afirmar ante las privatizadas para negociar las futuras tarifas. Por eso, más que una amenaza, la versión sobre un amague de Remes de renunciar si no se respetaba la letra de la ley en cuanto al impuesto, sonó como un destino marcado por las petroleras.
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