Jue 10.01.2002

ECONOMíA  › LIMITAN PESIFICACION DE PRESTAMOS

Los bancos ganaron el round de los créditos

No todos los créditos inferiores a 100 mil dólares se pesificarán. Préstamos personales, para compra de autos o refacción de viviendas tendrán límites más bajos.

› Por Claudio Zlotnik

El Gobierno restringió los alcances de la pesificación de los créditos bancarios. El tope de 100 mil dólares será válido para los hipotecarios, pero hoy se informará que para otros destinos regirán diferentes montos máximos: 15 mil dólares a los préstamos prendarios destinados a la compra de automóviles; 10 mil a los personales; 30 mil a la refacción de viviendas y 100 mil a la adquisición de camiones y colectivos. De esta manera, Economía se hizo eco de un fuerte reclamo de las entidades financieras de estrechar al máximo la pesificación de los créditos.
Ayer, el Palacio de Hacienda se convirtió en el escenario de un nuevo round en la fuerte pelea entre los bancos y el Gobierno, desatada tras la devaluación. Una vez que Eduardo Duhalde prometió que a los depositantes se les devolvería el dinero en la moneda de origen y envió un proyecto de ley al Congreso promoviendo la pesificación de los créditos de hasta 100 mil dólares, los financistas ejercieron un inmenso poder de lobby para impedir ser ellos quienes terminen pagando la devaluación. Ya llevan ganadas varias batallas:
u Impusieron un límite de 100 mil dólares en la pesificación de los créditos hipotecarios, por encima de los cuales seguirán en dólares. Según estimaciones que hacen en la city, de los 12.770 millones de dólares en créditos para la vivienda, el 90 por ciento de las operaciones son inferiores a aquel tope.
u También lograron establecer un techo a la pesificación de los demás créditos (prendarios y personales). Entre ambos segmentos acumulan 5300 millones de dólares.
u Por último, lograron una postergación en la devolución de los depósitos atrapados en el corralito.
Después de las maratónicas reuniones en Economía, anoche todavía no había quedado resuelta la manera en que se concretará el pasaje a pesos de las deudas dolarizadas de las pequeñas y medianas empresas, uno de los capítulos más importantes de la Ley de Emergencia.
Durante toda la jornada, el planteo de los bancos fue contrario a los deseos del Gobierno. Presionaron para que no se aumente a 1500 pesos la extracción de efectivo de las cuentas sueldo y para que Jorge Remes Lenicov hiciera explícita la imposibilidad de contar con el dinero del corralito en el corto plazo. También volvieron a la carga para conseguir una compensación de entre 4000 y 6000 millones de dólares por la pesificación de los créditos. El ministro cumplió con su parte. “Los bancos no tienen la plata: está prestada”, dijo anoche durante su discurso en la Casa Rosada.
La sombra de Carlos Menem sobrevuela el ring. Desde Chile, el ex presidente fue durísimo en su crítica a la gestión de Duhalde. “Es un inepto para gobernar”, descalificó. En los pasillos del Palacio de Hacienda no dudaron: lejos de ser casual, la crítica de Menem era un movimiento calculado. “Busca desequilibrar al Gobierno. Lo quiere tumbar, y ese también es el objetivo de las privatizadas y los bancos”, masculló un alto funcionario en diálogo con este diario. El exabrupto del ex presidente está cargado de simbolismo: fue bajo su gestión que los que ahora cuestionan a Duhalde resultaron claros triunfadores del sistema económico.
Según pudo saber este diario, es cierto que hay importantes banqueros que tienen en la mira a Duhalde. Y que lo acusan de querer dar pasos en contra del libre mercado y del status del sistema financiero. No le perdonan que –tal como relató anteayer Página/12–, el jefe de Estado analice la posibilidad de nacionalizar la banca. Los ejecutivos acusan que el Presidente está dejando demasiado expuestos a los bancos. “La gente puede pensar que nosotros tenemos el dinero y no queremos devolverlo. Es un mensaje muy peligroso que hay que clarificar”, pidió un financista. Conel descontento se tejen conjeturas maliciosas. En la lógica de los banqueros no se vería con malos ojos que si, en medio de la incertidumbre se dispara el tipo de cambio, se desemboque en una dolarización. “Ecuador dolarizó cuando la crisis fue terminal. Si el peso se debilita, digamos a 3 a 1 frente al dólar, la gente pediría un ancla como la dolarización”, imaginó un banquero que dialogó con este diario a condición de que no se revelara su identidad.
Pero en medio de los reclamos y las peleas, en la city saben que se viene el combate de fondo. Después de encontrarle una vía de escape al corralito, llegará el turno de ponerle cifras a la compensación económica por la devaluación. Y, por último, qué hacer con las deudas de las grandes empresas que deben más de 100 mil dólares y que quedaron en dólares. La posibilidad de que se presente una avalancha de incobrables es el temor más grande de los hombres de la city. Si las compañías más grandes no pueden pagar sus deudas, transparentando sus quebrantos, podrían arrastrar a los bancos. Si se toman en cuenta sólo al vencimiento de Obligaciones Negociables (títulos de deuda emitidos en dólares), las compañías deben afrontar vencimientos por 7985 millones. La tercera parte vence antes de que termine el verano. Gran parte de esos papeles está en poder de los bancos. A esto habría que sumarles otros 16.000 millones que las compañías les deben a las entidades financieras.
Frente a este panorama, los financistas no dudan. Reclaman que el Gobierno les tienda un salvataje, y que el Estado termine absorbiendo esos pasivos. Una película ya vista en la Argentina, pero con final incierto.

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