› Por F. K.
Entre 2002 y 2005 las exportaciones aumentaron de 27.846 a 40.013 millones de dólares (43,7 por ciento) y luego del record del mes pasado se espera que superen los 44.000 millones a fin de año. El boom exportador se muestra contundente en las estadísticas. Sin embargo, si se analiza el fenómeno en perspectiva regional e histórica, la Argentina aún tiene poco para festejar, según un reciente informe del Cenda.
Evolución de largo plazo. Luego de la caída de 2002, el aumento de las exportaciones resultó mayor que el incremento a nivel mundial, lo que implicó una mayor participación del país en el volumen exportado total (de 3,4 a 3,9 por ciento). Sin embargo, el porcentaje todavía no alcanza al de 1997 y es significativamente inferior al que tuvo el país durante la etapa de industrialización sustitutiva (6 por ciento en promedio en 1960-1974). Estos datos llevan al Cenda a concluir que “la apertura de la economía experimentada –con matices– desde 1977 no ha sido condición suficiente para mantener y, menos aún, acrecentar la importancia de la Argentina en el comercio mundial”.
Comparación con el resto de América latina. Las ventas al exterior aumentaron no sólo en Argentina sino también en casi todos los países de la región. Esto obedece principalmente al crecimiento de la demanda de ciertos países asiáticos (China e India) y de Europa del Este, así como el incremento de los precios de los productos primarios y materias primas. La comparación releva incluso que la tasa de crecimiento de las exportaciones se encuentra por debajo de la de los principales países de la región. El crecimiento anual acumulado de las cantidades exportadas por el país entre 2002 y 2005 (12,8 por ciento) fue inferior al de Chile (26,1), Bolivia (23,7), Brasil (21,8), Ecuador (21,5), Uruguay (19,0), Colombia (17,9) y Paraguay (17,8 por ciento).
Más cantidad que precio. Generalmente se suele asociar la recuperación de las exportaciones con el aumento de los precios. Sin embargo, si se contrasta el nivel actual con el vigente durante el período 1997-2001, se observa que los valores exportados en dólares constantes aumentaron 33,1 por ciento, mientras que el nivel general de precios de las exportaciones decreció 4,4 por ciento. El crecimiento de las cantidades se refleja en tres de los cuatro grandes rubros: productos primarios, manufacturas de origen agropecuario y manufacturas de origen industrial. La excepción a esta tendencia es del rubro de combustibles y energía, donde todo el aumento está explicado por el incremento de precios, ya que las cantidades se redujeron 18,8 por ciento.
Más destinos, el mismo patrón. Los cambios en la demanda mundial implicaron sustantivas transformaciones en los países de destino. El Mercosur cayó 21,4 por ciento, la Unión Europea creció 15,2 y el Nafta, 23,5 por ciento. La sorpresa la dieron los países englobados bajo el rotulo Resto del mundo que explican el 82,3 por ciento de la reciente expansión. Sin embargo, eso no implicó un cambio en el patrón de especialización. La suba estuvo impulsada fundamentalmente por los bienes de origen primario, las manufacturas basadas en recursos naturales y las manufacturas de ensamblaje, con bajo valor agregado.
La incidencia del tipo de cambio. Por último, desde el Cenda niegan que el aumento de las exportaciones se explique por el nuevo tipo de cambio real. Para sostener esta afirmación recuerdan que en la actualidad todos los países de América latina, con políticas cambiarias diversas, exhiben exportaciones que crecen de modo significativo. Además, las exportaciones argentinas crecieron durante la década del 90, con una moneda notoriamente apreciada en términos reales. Eso los lleva a concluir que se “confirma una importante desvinculación entre el tipo de cambio real y los volúmenes exportados, al menos desde 1991”.
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