ECONOMíA
› PRESIONES DE BANCOS Y EMPRESAS ENDEUDADAS EN DOLARES
A coro para estatizar la deuda
Con música de cacerolazo, el establishment exige que todas las deudas se pesifiquen y que el Estado ponga la diferencia. Estudian flexibilizar el corralito de los depósitos en dólares y dejar sacar de a 1200 por mes y a 1,40 por dólar.
› Por David Cufré
Primero fue el “corralito”. Después mutó en “corralón”. Y hoy puede transformarse en otra cosa. El endurecimiento de las restricciones bancarias provocó tal rechazo que el Gobierno se vio obligado a anticipar que estudiará cambios en las medidas. Todavía no hay nada definido, pero Eduardo Duhalde convocó para hoy a Olivos al ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, y al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, para debatir sobre las posibles soluciones. Tras el encuentro vespertino podrían anunciarse los retoques, flexibilizando lo resuelto apenas anteayer. El viceministro de Economía, Jorge Todesca, admitió que se evalúa la posibilidad de que los titulares de plazos fijos en dólares puedan optar por pesificarlos y retirar de hasta 1200 pesos por mes, en lugar de tener que esperar de uno a tres años para recuperar el dinero.
El cacerolazo de anteanoche es uno de los motivos que hizo reflexionar al Gobierno sobre la conveniencia de mantener el corralón tal como fue diseñado. Remes Lenicov también escuchó críticas por parte de empresarios y dirigentes del peronismo. El congelamiento de los plazos fijos y de los depósitos a la vista de más de 3000 dólares –en el caso de las cajas de ahorro– y de más de 10 mil dólares –en el de las cuentas corrientes– provocará una paralización aún más aguda de la economía. “El Gobierno está trabajando para buscar flexibilidad” a las restricciones bancarias, confirmó Todesca. No obstante, aclaró con vehemencia que “lo que no existe es la posibilidad de reintegro inmediato en efectivo” y que la flexibilización será para facilitar “las transacciones dentro del sistema”.
Una muestra de la confusión o, si se quiere, de las marchas y contramarchas que dan los funcionarios la entregó el propio Todesca. Aunque remarcó que “no habrá reintegros inmediatos en efectivo”, luego mencionó como ejemplo de las ideas que se están pensando la posibilidad de “pesificar los plazos fijos en dólares”, con lo cual sus titulares podrían extraer cuanto menos 1200 pesos por mes. El viceministro no precisó a que paridad se haría la pesificación, pero se supone que sería a la de 1,40 peso por cada dólar depositado.
A Capitanich también se le preguntó sobre el tema. Respondió que “estamos evaluando la situación y mañana (por hoy) vamos a tener una reunión vinculada estrictamente a ese tema con el presidente de la Nación y el ministro de Economía”. “Estamos saliendo de la Convertibilidad después de una década, en el medio de una crisis política, social y económica de características inéditas, y asumimos el gobierno hace diez días. Nadie puede esperar que todo sea prolijo o que no se hagan cambios sobre la marcha”, se defendió un miembro del equipo económico en diálogo con Página/12. Y anticipó que seguramente habrá más muestras de ensayo y error.
Otro tema que ayer centralizó la atención de Remes Lenicov es el de la pesificación de deudas. En este caso, tan fuerte como el último cacerolazo fue la presión que ejercieron la banca, las grandes empresas de capital extranjero y los grupos económicos nacionales. El ministro de Economía, acompañado por su equipo y el presidente del Banco Central, Roque Maccarone, tuvo una reunión muy tensa con los banqueros de ABA, quienes se habían encontrado previamente para definir su estrategia. Los dos temas que más les preocupan son los siguientes:
u Qué hará el Banco Central con las deudas que no se pesifican. A los banqueros les preocupa sobremanera el riesgo de masivas quiebras empresarias, provocadas por la imposibilidad de las compañías de pagar los créditos en dólares. La solución que reclaman es que se pesifiquen todas las deudas, pero que el Estado cubra la diferencia entre lo que cotizaba el dólar durante la convertibilidad y lo que vale ahora en el mercado libre. Es decir, estatizar las deudas, salvando a las empresas y a los bancos.
u Sin embargo, dentro de ABA existen distintas evaluaciones políticas. Algunos banqueros expresaron su temor a que esa opción radicalice todavía más la protesta social y todo desemboque en una guerra civil. Desde otro sector del establishment financiero relativizaron esa hipótesis. En definitiva, lo que le dijeron a Remes Lenicov es que tal como están dadas las cosas, el plan económico puede estallar más pronto que tarde y que es preciso hacer correcciones. La principal es para que las empresas puedan pagar sus deudas en dólares sin que ellos sufran las consecuencias.
u El segundo tema es qué tasa de interés se fijará a los créditos en dólares pesificados. Los préstamos hipotecarios, prendarios, personales y para las pymes que se pasaron a moneda nacional pagaban tasas de interés más bajas que las que regían para los créditos en dólares. Por tanto, los banqueros exigen un rápido aumento de tasas y mecanismos claros de indexación, para evitar la licuación de sus activos.
En el ajetreado fin de semana que le espera al Gobierno, la resolución de estos temas estará entre las prioridades. Además de la presión de los banqueros, ayer hubo múltiples encuentros empresarios para discutir sobre sus respectivos intereses. Una de ellas fue entre ejecutivos de compañías privatizadas, que siguen analizando mecanismos de indexación de las tarifas. En otro cónclave estuvieron ejecutivos de los grandes grupos económicos nacionales, como Techint, Pérez Companc, Macri, Fortabat y Bulgheroni. Su preocupación es la misma que la de los banqueros: cómo afrontar sus deudas dolarizadas. Y la conclusión fue la misma que las de sus prestamistas: que el Estado cargue con el costo. El poder económico en pleno seguirá en “asamblea permanente” hasta que el Gobierno escuche sus demandas, que radican en descargar sobre los hombros del conjunto de los argentinos el peso de la devaluación.
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