La producción de biocombustibles, el Gasoducto del Sur y la proyectada represa de Garabí formaron parte de la agenda binacional.
Los ministros de Planificación Federal, Julio De Vido, y su par de Minas y Energía de Brasil, Silas Rondeau, coincidieron ayer en impulsar la producción de biocombustibles en ambos países, emprendimiento que tiene gran desarrollo en la nación vecina y que es una actividad incipiente aunque próspera de este lado de la frontera. El acuerdo fue parte de una reunión en la que se repasaron varias iniciativas energéticas comunes, como el Gasoducto del Sur o la demorada represa de Garabí.
El encuentro fue en Brasilia en el marco formal de la Comisión Mixta Bilateral Permanente de Materia Energética, cónclave al que De Vido asistió acompañado por el secretario de Energía, Daniel Cameron, y el subsecretario de Combustibles, Cristian Folgar. La intención proclamada tras el encuentro es formar un equipo de trabajo específico para que analice en detalle todos los proyectos en curso, incluyendo el que no tiene relación directa con Brasil, pero sí gran relevancia para la Argentina, como el Gasoducto del Nordeste, vital para aumentar las importaciones de gas desde Bolivia.
Un punto singular de la agenda del encuentro fue la vocación común de respaldar la producción de biocombustibles, algo en lo que el país vecino está embarcado desde hace rato. Tan así es que la mitad de las hectáreas sembradas de caña de azúcar se destinan a la producción del etanol, sustituto de las naftas.
“Hay que generar una sinergia en cuanto a los excedentes argentinos en materia de aceites y la experiencia industrial, por el lado brasileño”, acotó De Vido. Aunque el ministro argentino no lo precisó, lo cierto es que el complejo oleaginoso local permite concebir proyectos de producción de biodiésel, que reemplaza el gasoil, mientras que la nación vecina está especializada en el etanol. A mediano plazo, la ambiciosa apuesta esbozada ayer es que la producción conjunta permita el autoabastecimiento.
En alguna medida, el vigoroso apoyo a esta fuente alternativa de energía contraría las aspiraciones de Hugo Chávez, quien está a favor de apostar por los combustibles fósiles. Cuando días atrás Brasil firmó con Estados Unidos un convenio para impulsar la producción de biocombustibles, el presidente venezolano salió al ruedo con fuertes críticas a esa iniciativa, alertando sobre el posible encarecimiento de los alimentos.
Pero según aclaró ayer el titular de Planificación argentino, “el desarrollo de este tipo de energía de ninguna manera va a afectar el plan nacional energético vigente en la Argentina”, que incluye al sector nuclear, eólico, carbón e hidroeléctrico, entre otros. Ayer mismo se mencionó la necesidad de avanzar en el Gasoducto del Sur, un proyecto de más de 8000 kilómetros, que permitiría traer hacia esta región el abundante gas venezolano. También se mencionó la alternativa de retomar el emprendimiento hidroeléctrico de Garabí, así como de avanzar conjuntamente en los programas de energía nuclear.
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