Los operadores están convencidos de que la banca central estadounidense reducirá la tasa de interés de corto plazo. Entonces, volvieron a apostar a la suba de las cotizaciones.
Los grandes inversores internacionales ya hicieron sus apuestas. Están convencidos de que la Reserva Federal (banca central estadounidense) disminuirá la tasa de interés de corto plazo en las próximas semanas, y se movieron en consecuencia. Ayer hubo una ola de compras de bonos y acciones. Subieron los principales mercados. En Wall Street, el Dow Jones avanzó 1,1 por ciento y el panel tecnológico Nasdaq, el 1,3. Los recintos europeos registraron alzas de entre 0,8 y 1,8 por ciento, tal como sucedió en París y Londres. En Buenos Aires, el índice MerVal ganó 2,3 por ciento y San Pablo subió el 3,9. También se notó una sensible recuperación de los bonos de la deuda argentina, con alzas de hasta 4,1 por ciento.
La recuperación de los mercados financieros se inició el último viernes, cuando la FED anunció una rebaja de medio punto en la tasa de descuento, del 6,25 al 5,75 por ciento anual. Ese es el costo que la Reserva Federal les cobra a los bancos por prestarles dinero a corto plazo. Lo que se discute ahora es si el abaratamiento llegará a la tasa de referencia para el resto del mercado crediticio, que en la actualidad se encuentra en el 5,25 por ciento. El debate de fondo es si, tras el temblor bursátil y la explosión de la burbuja inmobiliaria, la economía estadounidense se encamina hacia un ciclo recesivo y necesita de una flexibilización monetaria para salvarse.
Una encuesta entre los 37 principales bancos de Wall Street, publicada en el diario USA Today, indicó que dos de cada tres expertos se jugó a que Ben Bernanke bajará la tasa en la próxima reunión de directorio de la FED, el 18 de septiembre. Algunos de ellos plantearon incluso que la corrección tendría lugar antes de esa fecha. De acuerdo con la operatoria en el mercado de futuros, la tasa de corto plazo terminará el año en el 4,50 por ciento anual, tres cuarto de punto por debajo al nivel actual. Esta medida sería favorable para la Argentina, ya que aproximadamente la mitad de su deuda está atada a la tasa internacional.
Así como en momentos de alta incertidumbre se observan ventas en masa de activos a precios de liquidación, ahora ocurre lo inverso. El consenso entre los operadores es que el gobierno estadounidense jugará a fondo para evitar una crisis en esa economía, y entre las medidas se incluiría una rebaja de la tasa de interés. La movida de los inversores cuenta con el respaldo de los bancos centrales de Estados Unidos y de Europa, que siguen volcando liquidez. Ayer, la FED aportó dos mil millones de dólares y el BCE, nada menos que 54.000 millones adicionales.
La versión de una baja de la tasa potenció las compras de bonos y acciones por parte de los financistas y los papeles vienen recuperando terreno. La pregunta, a esta altura, es si la actual tendencia positiva y una eventual corrección de la tasa servirían para dar por terminada la crisis bursátil.
La respuesta recién se sabrá cuando quede en claro si el problema del sistema financiero estadounidense fue estrictamente de liquidez, y pudo superarse con la multimillonaria intervención de la Reserva Federal, o si en verdad subsisten inconvenientes respecto de la solvencia de los bancos. No hay que olvidar que algunas de las principales entidades financieras internacionales están requiriendo asistencia financiera. En la lista figuran gigantes como Bank of America, JP Morgan Chase y el Citigroup.
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