Aunque la trepada del precio del petróleo parecería tornar inevitable que el barril supere en pocos días los 100 dólares, todavía no se adoptó la decisión de subir las retenciones a las exportaciones para evitar que esa mayor retribución aliente las ventas externas del hidrocarburo por sobre las entregas al mercado interno para refinación. La asociación de Consumidores Libres, que encabeza el ex diputado Héctor Polino, reclamó ayer que se adoptara con el crudo una medida similar a la dispuesta con los principales granos exportados “para frenar el incremento de los precios de los combustibles en el mercado interno”.

Polino sostuvo que “la renta petrolera es escandalosa, el petróleo extraído corresponde a los pozos y yacimientos descubiertos en la época de YPF, cuando era una empresa estatal. Las empresas concesionarias no hicieron inversiones en la etapa del riesgo minero, que es la de la exploración, y durante todos estos años han estado extrayendo, comercializando en el mercado interno y exportando el petróleo descubierto en la época de la empresa estatal”. Algunas redes de comercialización de combustibles vienen aplicando pequeños aumentos sucesivos que representan, en el acumulado, un ajuste de hasta el 10 por ciento en las naftas súper en pocas semanas.

Ayer, el crudo fue objeto de una nueva trepada en los principales mercados mundiales, llegando a operarse en Nueva York a un valor inédito, por encima de los 98 dólares el barril. Sobre el cierre de las operaciones hubo una toma de ganancias de los especuladores –vendieron posiciones a futuro para asegurarse la diferencia con el valor pagado al comprar–, permitiendo que el precio cayera a 96,37 dólares, 33 centavos por debajo del cierre anterior. En tanto, en el mercado de Londres, el barril de Brent también estableció ayer un nuevo record absoluto, en 95,19 dólares, para luego terminar la sesión de hoy por encima de los 93 dólares.

Sobre este panorama alarmante en lo inmediato, ayer se divulgó un informe en perspectiva de la Agencia Internacional de Energía, desde su sede en Londres, en el que se advierte que para el año 2015 se producirá una crisis en el suministro de petróleo si los gobiernos de todo el mundo no toman medidas urgentes para reducir la demanda energética.

En rueda de prensa, representantes de AIE dieron a conocer su informe anual, alertando que la creciente demanda de China e India hace necesaria la puesta en marcha de acciones para reducir el consumo, potenciando a la vez las energías alternativas y haciendo un uso más eficiente de los combustibles.

Según Fatih Birol, uno de los autores principales del informe, una de las claves para prever la velocidad de la crisis será el modo en que la suba de los precios del petróleo afecte a la demanda. Según Birol, la demanda de petróleo en el año 2015 requiere que la producción diaria aumente en 37,5 millones de barriles diarios, una cantidad superior a las estimaciones de 25 millones de barriles diarios adicionales que han anunciado los países productores de crudo para ese año. Este desfase supondrá que la oferta sea insuficiente y “tendremos que atenernos a las consecuencias”, señaló Birol.

De acuerdo con el informe, los países de todo el mundo tendrían que invertir 22 mil millones de dólares (15 mil millones de euros) en infraestructura para el suministro de la energía para soportar la demanda que se espera de aquí al 2030. El informe enfatiza que es necesario hacer parte de esas inversiones en modos de hacer más eficiente el uso de la energía, lo que además repercutiría en grandes ahorros de dinero por el menor consumo de combustibles, matizó Birol.

Según el informe, la demanda energética crecerá un 55 por ciento hasta el 2030, y casi la mitad de ese aumento corresponderá a China y la India. Los combustibles fósiles seguirán siendo la principal fuente de energía primaria y representarán un 84 por ciento del incremento global de la demanda hasta el 2030, aunque la parte del petróleo en la demanda global se reducirá de un 35 a un 32 por ciento.

A los ritmos actuales, el consumo de petróleo alcanzará en 2030 los 116 millones de barriles diarios, un 37 por ciento más que en 2006, mientras que las necesidades de carbón casi se duplicarán hasta el 2030, con lo que su cuota de la demanda energética global pasará de un 25 a un 28 por ciento.