Luego de la breve tregua que dio el sector lechero como consecuencia del traspaso del mando presidencial, el conflicto se reabrió el pasado martes con el bloqueo de cuatro usinas de la provincia de Santa Fe que llevaron adelante tamberos de la zona. Ayer las industrias bloqueadas pasaron a ser cinco y los tamberos amenazan con extender las medidas a la provincia de Córdoba. La protesta surge como respuesta al precio de referencia impuesto por el Gobierno a la leche fluida. Ya comienzan a presentarse alertas por la escasez de este producto en los supermercados.

El presidente de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba (CoProLeC), Juan Trossero, afirmó que los tamberos seguirán con su bloqueo a las plantas de lácteos hasta que las autoridades presten atención a sus reclamos de una política para el sector.

“Vamos a continuar con este método de llamar la atención sobre la problemática que existe. Ningún legislador ni gobernador de provincia se preocupó por este problema”, sostuvo Trossero. En rigor, no sólo se mantuvieron ayer las medidas llevadas adelante por los tamberos sino que además se profundizaron: a las cuatro plantas bloqueadas hasta el martes (Williner, Verónica, Saputo y SanCor), se agregó la de Milkaut.

El conflicto lácteo comenzó a principios de noviembre con la nueva reglamentación que impuso la Secretaría de Comercio Interior, que encabeza Guillermo Moreno, sobre el precio de la leche fluida para evitar el trapaso de las subas internacionales al mercado interno. En un principio, el precio de referencia tomado fue de 0,73 pesos por litro y, posteriormente, en un intento de buscar consenso, el Gobierno lo pasó a 0,78. Sin embargo, en ninguna de las dos oportunidades tuvo una buena recepción por parte de los tamberos dado que, hasta ese entonces, estaban cobrando 0,83 pesos por litro, con lo cual en ambos casos se producía una baja en los márgenes de ganancia que estaban percibiendo.

La bronca de los productores se expresó inicialmente con la venta de vacas lecheras para faena en el mercado de Liniers y, en los últimos días, con el bloqueo directo de las plantas industriales. Concretamente, no se permitió la salida de productos elaborados, ni tampoco el ingreso de otro insumo que no fuera la leche fluida proveniente de los tambos.

Si bien el Gobierno busca controlar los precios del mercado interno, de la misma manera que lo hizo con otros productos de la canasta básica como la carne vacuna, el trigo y la papa, los tamberos dudan de que las medidas llevadas adelante por Comercio Interior tengan el efecto buscado. En definitiva, esperan que en las góndolas las cosas no cambien, generando de esta manera una transferencia de recursos hacia las industrias, que representan el eslabón más concentrado de la cadena láctea, en detrimento de los atomizados productores primarios.

El presidente de la Asociación de Productores de Leche (APL), Raúl Catta, sostuvo que “las industrias tomaron con beneplácito la proposición de fijar un precio” al litro de leche que pagan en la tranquera. Remarcó a su vez que “esto significa la cartelización de las empresas, con ayuda del Gobierno”, dado que este estado de situación “les resulta muy cómodo a ellas” y agregó que, por eso, “las industrias no dan ninguna señal de búsqueda de desarrollo de la lechería”.

En la otra vereda, las industrias nucleadas en el Centro de la Industria Lechera (CIL) sacaron un comunicado mediante el cual manifiestan su rotundo rechazo a los bloqueos de las usinas lácteas y advierten, a su vez, acerca de los “eventuales problemas en la provisión de los productos”. El problema se presentaría particularmente en la oferta de leche fluida y no así, al menos por ahora, en los productos derivados. En ese sentido también se dirigen las denuncias de la Cámara de Autoservicios y supermercados propiedad de Residentes Chinos (Casrech), que muestran su profunda preocupación por el faltante de leche fluida.

El conflicto está planteado y no así su resolución dado que, pese a las declaraciones del secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, en busca de retomar el diálogo con los productores, las diferencias entre las partes siguen siendo importantes.