ECONOMíA › WARREN MOSLER, UN ECONOMISTA SINGULAR
Mosler es a la vez un típico financista que administra fondos de inversión y un pensador poskeynesiano que fabrica autos deportivos. En la peor semana de la crisis financiera de Estados Unidos, Página/12 lo entrevistó para conocer un análisis distinto.
› Por Marcelo Zlotogwiazda
Warren Mosler sostiene que Estados Unidos no está en recesión, pronostica que los precios de las materias primas agrícolas seguirán subiendo y recomienda comprar acciones en Wall Street porque están muy baratas. Mosler es un personaje exótico y multifacético. Por un lado es un típico financista con una larga trayectoria en el manejo de fondos de inversión que hoy sigue en el negocio haciendo operaciones por su cuenta o asesorando a clientes con abultado capital desde la sede que su firma, Valance Co., tiene en la paradisíaca isla de St. Croix (la más grande de las caribeñas Islas Vírgenes), donde Mosler vive. Por otra parte, Mosler aporta bastante dinero y dedicación a centros de estudio e investigación en economía que él mismo creó, con la particularidad de que se trata de ámbitos heterodoxos y postkeynesianos afines a su pensamiento. Incluso suele invitar a economistas de varias partes del mundo a reuniones en St. Croix, en Nueva York o en el sofisticado centro de esquí de Aspen, para discutir sobre política o teoría económica.
Uno de los privilegiados asistentes a esos encuentros fue el argentino Daniel Kostzer, invitado en el año 2000 cuando trabajaba para el gobierno de la Alianza (luego integró el equipo de Carlos Tomada en el Ministerio de Trabajo y actualmente es coordinador de área en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) en los borradores de lo que luego sería el Plan Jefes y Jefas, del cual Mosler se convirtió en un enfático admirador. Mosler también se da el gusto de tener su propia fábrica a escala artesanal del auto superdeportivo MT900 de última tecnología, que algunos adquieren sólo para movilizarse y otros como autos de carrera que, según cuenta Mosler con orgullo, ya acumulan varios triunfos.
–¿Estados Unidos está en recesión, como afirman varios economistas?
–Por ahora no hay evidencia en ese sentido. El empleo se mantiene firme y el Producto Bruto está en terreno positivo.
–¿Pero con el Producto Bruto creciendo muy poco y los commodities subiendo, hay por delante un escenario de estanflación (estancamiento con inflación)?
–Los precios sí están subiendo, así que es bastante probable que tengamos inflación. Pero no hay por qué dar por cierto el hecho de que el crecimiento se desacelere tanto como para extinguirse. O sea que podemos tener estanflación o simplemente una clásica inflación con crecimiento.
–¿Qué opina del anuncio de un plan de estímulo fiscal por parte del presidente Bush, y de la rebaja de la tasa de interés por parte del titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke?
–Debe ser la primera vez en la historia que un presidente de Banco Central empuja al gobierno a incrementar el déficit presupuestario. Y teniendo en cuenta que es un año electoral, se puede esperar que el presidente y el Congreso obedezcan con una expansión fiscal relativamente importante.
–Tiene la apariencia de una reacción keynesiana frente a la crisis. Como decía Nixon, “ahora todos somos keynesianos”.
–Es así.
–Pero Estados Unidos acumula varios años de déficit fiscal.
–Sobre eso hago dos comentarios. El primero es que el actual déficit equivale a un poquito más que el 1 por ciento del PBI, lo que es muy poco y, en mi opinión, eso contribuyó a generar la crisis financiera. El déficit hace que el sector privado tenga más activos financieros para sostener toda la estructura crediticia, por lo cual una contracción del déficit puede afectar al sistema financiero, que es lo que acaba de suceder. El segundo es que el problema es la inflación externa provocada por el comportamiento de los sauditas con el petróleo, pero ésa es una inflación de costos, no de demanda. Está claro que estimular la demanda no va a bajar la inflación, pero hacer lo contrario sería peor.
–Algunos sostienen que el resto del mundo está más desenganchado o desacoplado que antes de lo que pasa en Estados Unidos. ¿Coincide?
–No. Las exportaciones netas del resto del mundo a los Estados Unidos ascienden a 650.000 millones de dólares por año, lo que equivale a alrededor del 2 por ciento del PBI del resto del mundo. Por lo tanto, cualquier cambio en la demanda de Estados Unidos va a alterar la demanda mundial.
–¿Qué pronostica para el precio de los commodities, y en particular de la soja, el maíz y el trigo?
–En la medida que se siga subsidiando a las materias primas que constituyen la oferta de alimentos para convertirlas en combustible para los vehículos, es probable que los precios sigan subiendo.
–¿Tiene alguna opinión sobre la política económica argentina?
–Creo que si se reabre el Plan Jefas y Jefes eso va a contribuir a expandir la oferta laboral disponible, lo que le facilitaría al sector privado poder satisfacer una mayor demanda de productos con la menor inflación posible. En mi visita a la Argentina tuve la posibilidad de conocer varios proyectos vinculados al Plan Jefas y Jefes, y me llevé una muy buena impresión. Vi gente que tenía ganas y necesidad de trabajar y que producía cosas útiles y que en muchos casos era contratada por empresas privadas. Siempre sostuve que el sector privado prefiere emplear gente que tiene empleo antes que desocupados, con lo cual el Plan facilitó el crecimiento de las empresas. Estoy convencido de que todos los países deberían ofrecer empleo público ilimitado para cualquiera que esté en condiciones de trabajar.
–¿En qué recomienda invertir?
–En la compra de acciones en bolsa de Estados Unidos; ¡están muy baratas! Pero hay que tener en cuenta que los precios van a ser volátiles, especialmente si la Reserva Federal se pone a luchar contra la inflación.
–¿Afectó la crisis a su fábrica de autos?
–Sólo vendemos veinte autos por año, que es todo lo que podemos fabricar. Y soy muy eficiente y competitivo. Construyo autos capaces de ganar carreras, si el dueño se decide a correr. De hecho, en estos momentos hay alrededor de veinte MT900 compitiendo en Europa y ganando varias carreras.
–¿Cómo se define como economista?
–Trato de vincular toda la retórica de economistas con el mundo real. Por algún motivo la prensa masiva pasa por alto los denominados “fundamentals”, las variables fundamentales, y les da a los números y a la retórica de los economistas una vida y un sentido en sí mismos. Por ejemplo, con un poco de razonamiento todos los economistas deberían acordar que en un régimen de tipo de cambio flotante y monedas convertibles, las exportaciones son costos reales para la economía (algo que costó producir y no se “disfruta”), mientras que las importaciones son beneficios reales (algo de que se dispone sin haber hecho esfuerzos). Sin embargo, estos mismos economistas aplauden los superávits y critican los déficits del intercambio como problemas o desbalances. Si la mayoría de los economistas tuviese claras ese tipo de cuestiones simples, no me hubiese preocupado por la economía.
–¿Cuál es su candidato preferido? ¿Algún demócrata o tal vez el republicano John McCain?
–No voy a votar a ninguno que quiera equilibrar el presupuesto. McCain quiere balancear el presupuesto mediante recortes en impuestos y en gastos, y los demócratas lo quieren hacer con aumentos de impuestos. Por lo tanto, creo que McCain haría el menor daño, pero daño al fin.
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