ECONOMíA
› PESIFICACION DE CREDITOS Y DEPOSITOS Y FLOTACION DEL DOLAR
El plan que Remes le presentará al FMI
Cansado de apagar los incendios de la coyuntura, el ministro ya tiene preparado el “plan sustentable” que le reclama el Fondo Monetario para volver a negociar su respaldo. Incluye el reclamo de los bancos de pesificación total y la flotación cambiaria que exige el FMI.
› Por Claudio Zlotnik
Jorge Remes Lenicov ya tiene el plan que le presentará al Fondo Monetario Internacional. El punto central es la pesificación total de la economía. Según el modelo que estudia su equipo, se pasarán a pesos los depósitos dolarizados –lo más probable es que se haga a la paridad de 1,40–, y lo mismo ocurrirá con los créditos que han quedado afuera de los límites de la pesificación. El ministro viajará a Washington a fin de mes, con parte de su equipo, con el flamante presidente del Banco Central, Mario Blejer, y con el canciller Carlos Ruckauf. Pero cerca de Remes Lenicov creen que el acuerdo con el FMI recién se sellaría a fines de febrero. Si no surgen imprevistos, el pacto incluirá la desaparición del tipo de cambio oficial, con libre flotación de la moneda. A cambio, la Argentina recibiría 20 mil millones de dólares.
En el equipo económico están convencidos de que su suerte depende del acuerdo con el Fondo. Sin un fuerte respaldo financiero externo, el nuevo esquema cambiario saltaría por las nubes y no habría forma de evitar la hiperinflación. Precisamente, el fantasma del ‘89, una de cuyas manifestaciones se revivió a fines de 2001 con la ola de saqueos, está presente en los pensamientos de Eduardo Duhalde. Y desde algunos bancos extranjeros le están sugiriendo al jefe de Estado la dolarización como la mejor receta para evitar el revival de lo ocurrido hace 13 años.
Cumplida la primera semana de liberalización cambiaria (ayer el dólar cerró a 1,95 peso tras sucesivas intervenciones del Banco Central por un total de 62 millones de dólares), y flexibilizada una parte del corralito, en el equipo de Remes están convencidos de que llegó el momento de trazar el plan definitivo que dentro de un par de semanas se discutirá en Washington.
En el FMI ya están al tanto de los trazos gruesos del nuevo programa. La mayoría de los puntos que hasta ahora se incluyeron están en línea no sólo con el reclamo del organismo sino también con los de algunos bancos extranjeros, que vienen reclamando que se pasen a pesos tanto los depósitos como los créditos otorgados. De esa manera, quedarían endeudados en pesos (en vez de dólares, como ahora) y se evitaría una ola de quiebras de empresas privadas que, alegan los bancos, podrían terminar arrastrándolos a ellos. Como compensación por la pesificación, el Gobierno negociará el aporte de capitales por parte de las casas matrices de los bancos extranjeros. Hasta ahora, la banca internacional se negó a aportar fondos frescos a sus filiales en la Argentina.
Como Eduardo Duhalde prometió en su discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa que los depósitos serían respetados en la moneda en que fueron pactados, el equipo económico analizó distintas variantes para modificar esa regla sin desvirtuar del todo la promesa. Se buscó que el impacto sobre los ahorristas fuera el menor posible y, por ese motivo, se decidió pesificarlos de acuerdo al dólar oficial, de 1,40. De todos modos, en el Palacio de Hacienda admiten que esa cifra podría ser superior en caso de una disparada del dólar.
Del lado de los activos de los bancos se buscaría una solución similar. Es decir, pesificar a 1,40 los créditos superiores a los 100 mil dólares y a aquellos personales y prendarios que quedaron por encima de los topes de la pesificación original 1 a 1 entre el peso y el dólar. Con estas medidas se busca una tabla de salvación no sólo para las empresas fuertemente endeudadas sino también para los bancos, cuyos patrimonios quedarían violentamente perjudicados en caso de que se verifique una avalancha de quiebras de compañías.
Pese a la promesa del jefe de Estado, en el Gobierno creen que la pesificación de los depósitos a 1,40 “está lejos de ser una estafa para la gente”, tal como definió en diálogo con Página/12 un miembro del equipo de Remes. Por las dudas, y para evitar que el enojo popular desemboque en un “cacerolazo”, el Gobierno haría el anuncio en forma simultánea al acuerdo con el Fondo y la llegada de unos 20 mil millones de dólares. El uso que se le dará a esos fondos quedará expresamente establecido en la nueva Carta de Intención que se firme en los Estados Unidos, pero es seguro que buena parte de esos dólares servirán para engrosar las reservas del Banco Central, que ahora se ubican en 14.900 millones de dólares, y así defender el peso. “Vamos en un camino inverso a la dolarización”, definió el funcionario.
La pesificación de los depósitos no implicará que los ahorristas se junten con su dinero en efectivo. Los límites de 1200 para los autónomos y 1500 pesos para las cuentas sueldo se mantendrán como hasta ahora. Pero el Banco Central posibilitará transferencias de dinero dentro del “corra”, como los funcionarios de Economía se refieren al corralito, para abrir las puertas a un renacimiento de la actividad económica. Además del endoso de plazos fijos se crearían diversos instrumentos financieros específicos para la compra de, por ejemplo, autos o inmuebles.
El programa “sustentable” que se quiere presentar al FMI se completa con otros puntos, sacados de la receta ortodoxa.
- Presupuesto 2002 con un ajuste histórico de unos 8000 millones de dólares, contando el ahorro por la cesación de pagos de la deuda. La intención en Economía es que la ley se apruebe en el Congreso antes del viaje a Washington.
- Acuerdo Nación-provincias. La negociación la llevan adelante directamente Remes Lenicov y Eduardo Duhalde. El FMI pretende un ajuste muy fuerte en las cuentas del interior.
- Programa monetario. Se conocerá esta semana, y define la emisión de pesos. Es uno de los puntos donde el FMI pondrá la lupa.”La pauta de emisión será muy controlada. No vamos a cometer ninguna locura”, tranquilizaron en el Palacio de Hacienda, dando a entender que no habrá emisión espuria que abra las puertas a una híper.
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