La empresa de transportes Río de la Plata, una de las más importantes del país, fue declarada en quiebra por la Justicia y cerró sus puertas, por lo que los 680 trabajadores que ocupa decidieron mantener una “vigilia” a la espera de noticias sobre su futuro. La quiebra de esta compañía refleja por un lado la situación de crisis del sector, debido al aumento del combustibles e insumos, y por otro la administración poco transparente de las empresas de media y larga distancia.
Las sedes que la compañía tiene en las terminales de ómnibus de Retiro y de Once, en esta Capital, amanecieron con fajas en sus puertas en las que se consignó que por decisión de la Justicia se decretó la quiebra de la compañía. Uno de los trabajadores que mantenía vigilia en la estación de Once culpó de la quiebra de la empresa a los nuevos propietarios. Según el empleado, desde meses atrás “la dejaron caer” al no renovar las unidades, pese a que la demanda de pasajes mantenía su nivel de siempre.
Los trabajadores indicaron que aún no han decidido la adopción de medidas, pese a que ya desde hace seis días Río de la Plata dejó de funcionar. Seis meses atrás los trabajadores habían realizado un paro general debido a que la firma comenzó a tener graves problemas cuando fue adquirida por la sociedad Expreso Paraná. Luego hubo una solución pero probó ser momentánea, ya que finalmente cayó.