ECONOMíA • SUBNOTA › ESPAñA CREARá UN FONDO PARA COMPRAR ACTIVOS DE BANCOS EN PROBLEMAS
Para darles confianza a los ahorristas aumentará el límite de las garantías de depósitos de veinte a cien mil euros y separó treinta mil millones de euros para ayudar a los bancos.
› Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
A pesar de que no pasa un día sin que algún miembro de la administración de José Luis Rodríguez Zapatero afirme que el sistema financiero español es uno de los más sólidos del mundo, ayer el gobierno decidió curarse en salud y salió al ruedo con un plan agresivo destinado a dar confianza a los ahorristas, aumentando el límite de garantía de los depósitos de 20 a 100 mil euros, a tono con lo decidido en la mayor parte de los países europeos. Anunció también la creación de un fondo de 30 mil millones de euros, ampliables a 50 mil si hiciera falta, para comprar “activos sanos” a los bancos que se encuentren en dificultades. España es uno de los países europeos más golpeados por la crisis financiera internacional debido al brusco estallido local de una particular burbuja inmobiliaria. En el último año el país pasó de crecer a cifras cercanas al 4 por ciento anual, por encima de la media europea, a colocarse al borde de la recesión, según los datos del último trimestre. La economía real comienza también a resentirse, aumenta el desempleo, baja el consumo y la confianza de los consumidores se encuentra por los suelos.
Rodríguez Zapatero fue muy cauto a la hora de anunciar las nuevas medidas. En principio quiso diferenciarse del plan aprobado por el gobierno de Estados Unidos y remarcó que el fondo de 30 mil millones de euros iba a ser destinado a comprar activos de calidad a la banca, de manera tal que luego el gobierno pueda recuperar el dinero volviendo a colocarlo en el mercado cuando pase la tormenta. De esta forma “se cumplirán dos objetivos: minimizar el costo para las finanzas y evitar una subvención a las entidades de crédito”, explicó el líder socialista. En las principales ciudades del país se convocaron ayer espontáneas aunque todavía minoritarias marchas de protestas bajo el lema “que la crisis la paguen los ricos”, una opinión extendida entre la opinión pública, que ve con gran preocupación el avance de la crisis sobre la economía real. En el mes de septiembre se perdieron más de 3000 empleos diarios, volviendo a colocar el índice en los temidos dos dígitos, llegando al 11,3 por ciento, el peor registro en once años.
El reventón de la burbuja inmobiliaria local, alimentada durante los últimos años por los bajos tipos de interés imperantes en la zona euro y el boom demográfico que trajo consigo la inmigración, está dejando un panorama desolador en la economía de la península. Una muestra de hasta dónde ha calado en el bolsillo de los españoles la crisis es la caída de ventas de autos nuevos: un 38,6 por ciento con respecto al pasado año. La situación se ha vuelto tan alarmante que la industria automotriz, una de las más potentes del continente sobre todo por la cantidad de empleo directo que genera, ha comenzado a presentar planes de regulación de empleo y reducción de plantilla ante la previsión de que la crisis vaya para largo.
Los bancos españoles hasta el momento han soportado el cimbronazo internacional porque, según afirman sus ejecutivos, no estuvieron nunca expuestos a las hipotecas basura norteamericanas. Pero el aumento del desempleo y el alza del Euríbor, el índice hipotecario más utilizado para otorgar préstamos para la vivienda en el mercado interno, ha llevado a que en los últimos meses las hipotecas españolas comiencen también ellas a volverse tóxicas, ya que el índice de morosidad se ha triplicado, según fuentes de las principales entidades de crédito.
El plan presentado ayer por Zapatero es un guiño poderoso a la banca en dificultades. Aunque por un lado les advierte que el gobierno no está dispuesto a quedarse con el muerto de las hipotecas impagas, tampoco los dejará caer ante las inclemencias del mercado. El ministro de Economía socialista, Pedro Solbes, un ortodoxo neoliberal que ya salió bien parado de las crisis que azotó al país a principios de los años noventa, ha sido uno de los artífices del paquete de medidas hecho público ayer con el cual el gobierno pretende aliviarles a los bancos su principal problema en estos momentos: la falta de liquidez. De esa manera, afirmaban ayer los principales responsables económicos, no se cortará el crédito a las pequeñas y medianas empresas, que ya han visto cómo se han endurecido las condiciones para obtener financiamiento en los últimos meses. De este entramado depende el núcleo de la economía nacional y son éstas las empresas que más dificultades están sufriendo. La intención, como afirmó ayer Zapatero, es “dar una respuesta eficaz al complejo reto” que presenta “la más aguda de las crisis internacionales que se recuerda”.
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