Dom 15.02.2009

ECONOMíA • SUBNOTA  › OPINIóN

El Asombro

› Por Alfredo Zaiat

La información que difunde la oficina de prensa de los organizadores de la Expoagro, el encuentro anual más importante del mundo agropecuario argentino, refleja la fortaleza, potencialidad y rentabilidad del sector. Los preparativos para la megamuestra, que comenzará el miércoles 4 de marzo y se extenderá por cuatro días en el establecimiento El Asombro, Villa Constitución-Theobald, Santa Fe, ofrecen un panorama bastante diferente al de vacas muertas que exhibió durante semanas de enero la cadena nacional privada de medios. La superficie total de la exposición, teniendo en cuenta las distintas áreas destinadas a la muestra dinámica, estática y estacionamiento, son más de 500 hectáreas, según informó el ingeniero agrónomo, Claudio González, jefe de área agropecuaria, técnica y montaje de la muestra. En el aspecto comercial, la venta de lotes está casi finalizada, con una participación de expositores que ha sido mejor de lo que los organizadores esperaban. “Nos sorprendió la respuesta de las empresas ante la convocatoria a Expoagro 2009, pero entendemos que estos momentos de difícil coyuntura también son momentos de oportunidad para permanecer en el mercado y ocupar espacios que otros deciden dejar libres. Notamos que los empresarios experimentados no se asustan ante estas dificultades y van para adelante y toman a Expoagro como el arranque de año comercial”, señaló Silvana Cervetto, jefa de ventas de la feria agropecuaria.

La descripción de Cervetto sobre la actual dinámica de esa actividad sectorial es la explicación más precisa de lo que sucede en el campo privilegiado. Las crisis son instancias donde se precipita un proceso de concentración y centralización del capital, como se ha podido verificar con intensidad en el país desde la década del ’80, y ahora se observa en la debacle financiera de Estados Unidos y Europa. Estos profundos desequilibrios han tenido su origen en desórdenes macroeconómicos de magnitud, que fueron aprovechados por los grupos poderosos que supieron superar el vendaval para absorber una mayor porción del mercado. En el caso particular del conflicto que nace el 11 de marzo del año pasado y aún continúa con la trama multinacional sojera, hoy no existen condiciones objetivas de una crisis estructural, pero los dirigentes políticos de la Mesa de Enlace ponen todo su empeño para convencer de su existencia pese a la postergación del lanzamiento de un nuevo lockout. En el campo se presentan problemas productivos como en otros sectores de la economía, ante los que el Gobierno muestra cierta debilidad en la gestión para enfrentarlos. Y también existen condiciones puntuales que son exógenas, como la sequía. La campaña no será record, pero tampoco será una miseria. Como en toda actividad productiva se presentan años mejores y otros no tan buenos, como lo sabe cualquier empresario, desde el textil hasta el metalúrgico. Aunque algunos están en mejores condiciones que otros para enfrentar la crisis internacional. En el campo los silobolsas aún cuidan un importante capital dormido.

La constante prédica acerca de la inminencia del caos agropecuario, imitando la estrategia de Domingo Cavallo durante los noventa para disciplinar a los agentes económicos tras la horca de la convertibilidad, es el más potente factor de concentración y centralización del capital en el campo, además de la deficiente política hacia el sector de la administración kirchnerista. El coro que le hacen a la Mesa de Enlace gobernadores, políticos y analistas es una colaboración fundamental para acentuar ese proceso. Más aún cuando van construyendo el consenso político de suspender o eliminar los Derechos de Exportación, que implicaría un lamentable retroceso en el objetivo de buscar un sendero de desarrollo sustentable para la economía argentina. La insistencia acerca de que el negocio lechero, ganadero, triguero, entre otros, excepto la soja, no es rentable y que no hay perspectivas favorables provoca una corriente de desaliento entre pequeños y medianos productores. Ese estado de ánimo es aprovechado por “los empresarios experimentados (que) no se asustan ante estas dificultades” y “son momentos de oportunidad para permanecer en el mercado y ocupar espacios que otros deciden dejar libres”, como explicó Cervetto de Expoagro. Así queda expuesto que esa corriente negativa, exagerada y exacerbada, favorece a los grandes productores e inversores, que obtienen mejores precios para concentrar aún más el negocio agropecuario.

La insistencia de impulsar la estrategia de profundizar el clima negativo forma parte de los intereses objetivos de los integrantes de la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales. En los períodos de crisis estructural del sector agropecuario, como en los períodos de la tablita de Martínez de Hoz y en la década del noventa con Menem-Cavallo, ambos procesos apoyados y aplaudidos por esas organizaciones, se agudizó el proceso de concentración de la tierra y de la comercialización. Esa dinámica benefició a los productores y empresas vinculadas a esas cámaras patronales. Más complejo resulta la funcionalidad a esos intereses del actual grupo de dirigentes de la Federación Agraria, que dicen representar las demandas de los pequeños productores. Si así fuera, no ha habido una conducción más perjudicial para esos intereses como la actual de Buzzi-De Angeli. En cambio, no habría ninguna confusión sobre el rol de la FAA si se considera que por la revolución tecno-productiva del campo en la última década esa entidad ya no defiende a chacareros castigados y a las familias que viven de su campo, sino que forma parte de la misma lógica del negocio de SRA y CRA. Ese renovado y unificado poder agropecuario, que tendrá su potente expresión en el establecimiento El Asombro en la Expoagro, ya nos los separa intereses objetivos, sino que se ha convertido en un mismo bloque con condiciones materiales similares y, por lo tanto, con iguales objetivos políticos y económicos. La obstinación para no aceptar esos cambios que se verificaron en la representación objetiva de los intereses de los productores sigue confundiendo a un sector del progresismo, que considera que con una parte de esa burguesía agraria conservadora, liderada por Buzzi y sus consignas de izquierda sentado al lado de la Rural, se puede avanzar en un proceso de transformación económica y social del país. Con casi doce meses de exposición pública permanente y acción política de la Mesa de Enlace ya no debería haber espacio para el asombro.

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