La posible nacionalización del comercio exterior de granos motivó duras críticas por parte de las entidades de la Mesa de Enlace. “Sus efectos serían aún más devastadores que la Resolución 125, y seguramente colocarían al país en un escenario de mayor conflictividad social del que ya se vivió en 2008”, aseguró la Sociedad Rural a través de un comunicado. La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa manifestó su “total y absoluto rechazo” y el vicepresidente de CRA, Ricardo Buryaille, afirmó que el Gobierno “ha perdido la brújula”. Incluso la Federación Agraria, una entidad que supo estar a favor de la intervención del Estado en la economía, dejó trascender sus críticas. “Parece una tomadura de pelo”, aseguró su vicepresidente, Ulises Forte.

Hugo Biolcati, presidente de la Sociedad Rural, indicó que en la reunión que mantuvieron con el Gobierno el martes pasado “no se habló absolutamente nada de esto”, pero le dio crédito al rumor al afirmar que “todo es posible en la búsqueda desenfrenada de hacer caja, de manejar hegemónicamente todo... parece una enfermedad que tuvieran”. Luego afirmó que la medida va a ser “mucho más resistida que la 125” y afectaría el diálogo con el Gobierno. “No sé si hay martes”, afirmó en referencia a la reunión prevista para la semana próxima.

“Estábamos preparados para que en cualquier momento se anunciara la ‘preocupante’ recreación de las Juntas de Granos y Carnes, que de-saparecieron a mediados de los ’90”, sostuvo el vicepresidente de Carbap, Jorge Srodek. Además, agregó que volver a implementar esos organismos significaría un retroceso “en momentos que ya casi no existen en el mundo civilizado de los negocios”.

En privado reconocen que podría ser sólo una amenaza para forzar a los sojeros a vender los millones de toneladas de granos que tienen almacenados en los silobolsas a la espera de una baja en las retenciones, aunque tampoco descartan que sea una estrategia para dividir a los ruralistas e incluso enfrentarlos con otros eslabones de la cadena comercial. Este último objetivo parece difícil de cumplir porque la Federación Agraria en los últimos años se reconvirtió al calor de los sojeros que le imprimieron un perfil liberal. Ahora opera en alianza con la Sociedad Rural y mantiene un fuerte enfrentamiento con el Gobierno. Ayer, sus principales dirigentes dejaron trascender que no apoyarán ninguna medida de ese tipo impulsada por el kirchnerismo.