“Es muy importante que (el juez Thomas) Griesa haya reconocido que Aerolíneas es una sociedad anónima con fines comerciales. Otra cosa hubiera sido un precedente muy negativo”, se alivia Julio Alak, presidente y gerente general de la firma cuyas cuentas un fondo buitre intentó embargar sin éxito. Esa escisión entre la empresa en vías de reestatización y el Estado propiamente dicho fue la clave para lograr un fallo favorable de aquel juez, a quien los abogados públicos intentaron convencer durante una esmerada gestión que se realizó con gran reserva hasta el fallo del 2 de abril. Aerolíneas es hoy una sociedad anónima y cuando se pueda formalizar el traspaso de acciones en poder de Marsans seguirá bajo la misma organización jurídica. Así, se desechó el único reclamo de un fondo buitre que amenaza el patrimonio de la línea aérea. “El resto de los embargos pedidos son de otros actores y representan obligaciones atendibles”, aclara el funcionario, minimizando la posibilidad de que se pueda discutir cuestiones similares en otros tribunales internacionales.