Hace dos años el gobierno venezolano anunció que encararía una serie de nacionalizaciones para concretar su principal aspiración en materia económica: la creación de un modelo industrial socialista. La aplicación de ese programa de desarrollo fue una meta que Hugo Chávez declaró desde un principio. Sin embargo, de acuerdo a la versión oficial, la falta de colaboración de empresas privadas en sectores claves de la economía conspiró contra aquel objetivo. Las estatizaciones, entonces, se convirtieron en la mejor forma de superar el obstáculo. Las seis compañías siderúrgicas que el presidente informó ayer que quedarán bajo control estatal se inscriben en ese proceso.

Para la oposición, en cambio, Chávez está dando manotazos para apropiarse de rentas privadas con el sólo objetivo de sostener su modelo populista, que no conlleva ningún desarrollo, en vista de la caída de los ingresos petroleros respecto al año pasado. Sindicalistas críticos, a su vez, le reprochan que no avance contra empresas que tienen buena relación con el gobierno pese a que en ellas hay conflictos gremiales más graves que los que ocurren en las firmas a nacionalizarse.

Más allá de este nuevo caso, Venezuela inició en 2007 una política de estatizaciones de industrias estratégicas, que incluye a sectores de gran relevancia económica. Entre ellos, el petrolero, las telecomunicaciones, la generación eléctrica, el del cemento, el bancario y el siderúrgico. Son resortes fundamentales para la economía de cualquier país. El proceso, como no podía ser de otra manera, es convulsionado, incluso en lo que respecta a la organización de las nuevas formas de producción pública. Pero lo que manda es el entusiasmo.

“Comience de una vez el proceso de nacionalización para poder crear este complejo industrial, que aspira a integrar en un solo conglomerado estatal el sector de producción y transformación de hierro”, explicó ayer Chávez. Semanas atrás, el gobierno venezolano cerró un trabajoso acuerdo con el grupo argentino Techint para la nacionalización de Sidor, la mayor productora de hierro de la región andina y el caribe. Además, en los últimos días más de 75 empresas de servicios petroleros fueron expropiadas para reforzar el control público de ese sector. La estrategia de desarrollo se completa con acuerdos internacionales de intercambio, como el que suscribió con Argentina en agroindustria y con China en el desarrollo satelital.